El hombre armado que mató a tiros a cuatro personas en un hospital del estado de Oklahoma fue a asesinar al cirujano al que culpaba del dolor que sufría tras una operación de espalda, según informó el jueves 2 de mayo la policía. El sospechoso, identificado como Michael Louis, irrumpió el miércoles 1 de mayo en el hospital Saint Francis de la ciudad de Tulsa con un rifle y una pistola, en el último tiroteo masivo en Estados Unidos.
Louis había sido operado recientemente por el cirujano Preston Phillips en el hospital y había llamado a la clínica para quejarse de los dolores de espalda que sufría, dijo el jefe de la policía de Tulsa, Wendell Franklin, durante una rueda de prensa.
La policía encontró una carta del sospechoso en la “que dejaba claro que entró con la intención de matar al doctor Phillips y a cualquiera que se interpusiera en su camino”, dijo Franklin. “Culpaba al doctor Phillips del dolor continuo tras la operación”. Además de Phillips, las otras víctimas fueron otro médico, una recepcionista y un paciente. “Se interpusieron y Lewis los abatió a tiros”, dijo Franklin, añadiendo que el atacante se suicidó después. El sospechoso compró una pistola semiautomática en una armería local poco antes del tiroteo, dijo la policía.
Este último ataque masivo se produce mientras Texas entierra los restos de los 19 alumnos y 2 maestras asesinados la semana pasada en un colegio de primaria de Uvalde. Esta fatalidad ha dado lugar a llamamientos a favor de una legislación más estricta en materia de control de armas. Según el Gun Violence Archive, este año se han producido en Estados Unidos 233 tiroteos masivos (aquellos en los que cuatro o más personas resultan heridas o muertas en un solo evento, sin incluir al tirador).
En medio de esta tragedia que enluta nuevamente a Estados Unidos un grupo interpartidista de senadores se dispuso a reanudar el diálogo sobre un modesto proyecto de control de armas de fuego, en un momento en que crece la presión en ese país para atajar una ola de violencia que incluye recientes masacres en Texas y el Estado de Nueva York.
Nueve senadores se reunieron esta semana para hablar de la respuesta a los tiroteos de masas que enlutan la nación, con cierto optimismo sobre la posibilidad de lograr reformas. El grupo se ha concentrado en la seguridad en escuelas, reforzar los servicios de cuidado de la salud mental e incentivas para que los estados concedan a las cortes la capacidad de quitar temporalmente las armas de personas consideradas como peligrosas.
La republicana moderada Susan Collins dijo que el grupo estaba haciendo “rápidos progresos”, mientras el senador demócrata Chris Murphy declaró que “nunca ha visto más republicanos sentados en la mesa y dispuestos a dialogar”. “Hay algo diferente ocurriendo ahora mismo y espero que termine en una legislación ante el Senado”, dijo Murphy a MSNBC.
Varios ciudadanos estadounidenses piden más control al porte de armas, en un país agobiado por los tiroteos en escuelas o sitios públicos.
Con información de AFP