Desde el pasado 19 de noviembre se han venido desarrollando una serie de protestas en contra del Gobierno de Holanda por algunos manifestantes que critican de forma tajante las medidas tomadas por el Ejecutivo para contrarrestar la propagación de la covid-19 en ese país.
Las personas que se han manifestado aseguran que las restricciones implementadas atentan contra la libertad individual de los ciudadanos neerlandeses, teniendo en cuenta que tienen a la vacunación como una obligación más que como una opción.
Ahora bien, aunque el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, siempre ha considerado las movilizaciones como una muestra de democracia y ciudadanía, aseguró que no permitirá la violencia que unos cuantos “idiotas” están utilizando en contra de la Policía de ese país.
“Siempre defenderé las manifestaciones en este país como parte de nuestra democracia (…). Pero lo que nunca aceptaré es a los idiotas que bajo el pretexto de ‘estamos descontentos’ utilizan la violencia pura y dura contra las personas que trabajan todos los días para mantener la seguridad de este país”, indicó Rutte en declaraciones a la prensa local.
Igualmente, el primer ministro manifestó que contrario a lo que creen los defensores de los manifestantes, las protestas que se han registrado en los últimos días no tienen razón de ser ya que se han defendido con “pura violencia, que no tiene nada que ver con manifestarse”.
Por último, indicó que, teniendo en cuenta las facultades que el Estado ha dejado en sus manos, hará todo lo posible, junto con las autoridades y miembros de la Fuerza Pública, para “garantizar que en este país siga existiendo el derecho a manifestarse de todas las personas decentes que se oponen a las políticas”.
Un nuevo encierro
Cabe recordar que entre las medidas anunciadas por el Gobierno holandés para luchar contra el crecimiento exponencial de los contagios por covid-19 en ese país, destacan el cierre de bares y restaurantes a las 8:00 p. m. (hora local) hasta el 4 de diciembre, además del cierre de los estadios y la suspensión de los eventos públicos en todo su territorio.
Por otra parte, también se recomendó a las empresas e independientes trabajar directamente desde sus casas, saliendo de estas solo en caso de estricta emergencia. Aun así, el confinamiento no es de carácter obligatorio, aunque esta es una posibilidad que se estudia como opción para el futuro cercano.
Además, también se tiene pensado reducir al máximo la participación social de los no vacunados, restringiendo su ingreso a bares y restaurantes desde el próximo 3 de diciembre; sin embargo, esta es una medida que podría no darse teniendo en cuenta la fuerte oposición que existe en el Parlamento en contra de dicho plan.
Caos social
Esta realidad ha hecho que los antivacunas, y otros grupos sociales que se han identificado como oposición a las políticas del Gobierno holandés, se manifiesten por las calles del país, exigiendo que las medidas sean menos estrictas y que se busquen otras opciones para contrarrestar el impacto del virus.
Sin embargo, en medio de las protestas la violencia ha sido la protagonista, tal como quedó registrado el pasado viernes, cuando se reportaron varios heridos por disparos de la Policía en la ciudad de Róterdam, al suroeste de los Países Bajos.
De acuerdo con el alcalde de dicho territorio, Ahmed Aboutaleb, los ataques contra los manifestantes se efectuaron en respuesta al incendio de una patrulla que ellos propiciaron, además del lanzamiento de rocas hacia varios uniformados que también resultaron heridos.
“Esta es una situación muy grave que requiere acción de la más alta prioridad (…). Por lo tanto es necesario emitir esta orden de emergencia para mantener el orden público y proteger la seguridad de las personas”, indicó la Alcaldía de Róterdam, por medio de un comunicado oficial.