Sorpresa ha despertado en el Reino Unido el caso de una profesora de 24 años, identificada como Ellen Cadman-Smith, quien es señalada de un fuerte caso de acoso sexual contra uno de sus estudiantes, a quien le envió una importante serie de mensajes ‘subidos de tono’ a través de un sistema de mensajería instantánea, y con quien se estudia si eventualmente pudo o no haber tenido encuentros sexuales.
De acuerdo con lo recogido por medios locales en el Reino Unido, el destinatario de la elevada cifra de mensajes de texto de índole sexual es un joven de solo 15 años, a quien la mujer, en un período de solo 2 meses, habría remitido cerca de 3.000 mensajes de texto ‘muy explícitos’, en los que frecuentemente le afirmaba tener deseo de sostener encuentros sexuales, que estaba enamorada, que ‘pensaba en él sin parar’, entre otros.
Incluso, dentro de los mensajes encontrados por las autoridades tras la correspondiente inspección a sus conversaciones con el menor, se encontraron algunos en los que se evidencia que la mujer estaba consciente de la gravedad de la situación, pues le advertía que lamentaba el contexto porque sabía que su relación era algo prohibida, por lo que ‘no podrían estar juntos’.
Según lo recopilado por medios locales, la persona que evidenció las conductas indebidas y el cruce de mensajes subidos de tono entre la maestra y su aprendiz, fue la misma madre del menor, quien decidió poner el caso en conocimiento de las autoridades, al considerarlo un evidente caso de acoso sexual en contra de su hijo.
“La señora E”
Si bien la mujer es señalada como la responsable de las conductas indebidas, es importante acotar que, según lo evidenciado, el menor de edad no era indiferente a las propuestas de la ‘candente maestra’, pues al parecer este le había seguido el juego, intentando incluso encubrir la situación guardando en su móvil a la mujer bajo un apodo ‘la señora E’.
En ese sentido, también se ha advertido que el joven en repetidas ocasiones había accedido a ‘dar paseos’ con la profesora en su automóvil, y que acudían con frecuencia a sitios de comidas rápidas a cenar juntos, razón por la que las autoridades no descartan que también hubiesen ‘consumado su relación’.
Si bien el joven habría consentido las insinuaciones de la maestra, es importante señalar que por su edad, la relación que sostenía con la docente es ilegal, y considerada como un delito, por lo que los actos adelantados por la maestra se configuran como violatorios de la ley, sobre todo teniendo en cuenta que por su rol de maestra el hecho en sí está marcado por agravantes.
Sobre la mujer, medios locales en Reino Unido han referido que es madre de un menor de 1 año y, además, actualmente está comprometida con su pareja, una persona mayor de edad.
Respuesta de la justicia deja una sensación de impunidad
Si bien, luego de que la madre alertó sobre la conducta indebida por parte de la docente, quien además fue separada de sus funciones de enseñanza, esta fue arrestada y puesta a disposición de las autoridades mientras avanza la investigación, los mismos tribunales han advertido que no pueden juzgarla.
Lo anterior, en virtud de que el análisis del perfil de la mujer ha arrojado que ella sufre varios problemas psicológicos, entre los que se cuenta la ansiedad extrema, por lo que es considerada no apta para ser llevada a juicio.
En virtud de lo anterior, las autoridades han determinado que debía ser sometida a una figura legal llamada ‘juicio de emisión’, en el que buscarán avanzar con la investigación y determinar qué más ocurrió, a la vez que tomar una serie de medidas para evitar que las conductas de la mujer puedan repetirse con él joven en cuestión o con otros menores.
En tanto la justicia reconoció como mensajes con contenido sexual los intercambiados con el menor, la juez del caso, Susan Evans KC, impuso una medida de ‘prevención de daños sexuales’ por cinco años.
Lo anterior determina una serie de reglas o normas que la mujer deberá cumplir para evitar que otros menores se conviertan en víctimas de nuevos casos de acoso y abuso sexual por parte de ella.
En ese sentido, se ordenó a la mujer tener siempre sus dispositivos electrónicos a disposición de ser examinados por las autoridades, así como una prohibición de uso de redes sociales para contactar a personas menores de 16 años.
La mujer también fue declarada impedida para ejercer la docencia y trabajar con niños. A su turno, su nombre será inscrito en el registro de delincuentes sexuales, alerta que se extenderá por espacio de cinco años.
Pese a todo lo evidenciado, según recogen medios como The Sun, la mujer se negó a mostrar arrepentimiento por lo ocurrido, y afirmó que no tenía por qué ni a quien pedir disculpas.