El presidente de Colombia, Gustavo Petro, entregó este lunes un fuerte pronunciamiento frente al conflicto entre Israel y Hamás, tras anunciar con dejar de comprar armas a países productores que votaron en contra o se abstuvieron de hacerlos sobre el cese al fuego en Gaza en Naciones Unidas.
“Los países democráticos y progresistas deben luchar por preservar el derecho internacional humanitario para impedir que la barbarie se expanda en el mundo”, agregó el mandatario, quien también señaló que Colombia presentará una propuesta en Naciones Unidas para que Palestina sea aceptada como Estado pleno.
Erich Saumeth Cadavid, analista e investigador colombiano en temas de Defensa, Seguridad, Convivencia y Orden Público, habló con SEMANA sobre las repercusiones que tendría para el país el anuncio que hizo el mandatario colombiano desde sus redes sociales.
“De la lista de países que votaron en contra, tres de ellos, Israel, Estados Unidos y Canadá, son proveedores naturales de sistemas, armas y equipos de las Fuerzas Militares colombianas”, aseguró el experto, agregando que incluso, para el 30 de diciembre del 2022, Colombia suscribió una serie de contratos con diversas compañías israelíes y canadienses para la compra de diversos sistemas.
“Por ejemplo, en el caso de sistemas israelíes, le compramos a Israel un sistema de guerra electrónica valorado en 92 millones de dólares, le compramos un sistema de defensa antiaérea valorado en 131 millones de dólares, le compramos un sistema de artillería autopropulsada valorado en 102 millones de dólares, y a Canadá le compramos una serie de vehículos blindados para el transporte de personal, un proceso valorado por 305 millones de dólares. Solo en esos cuatro procesos estamos hablando de inversiones cercanas o aproximadas a los 630 millones de dólares”, manifestó el experto a SEMANA.
Saumeth Cadavid agregó que esos sistemas vendrán como muy pronto para finales de la presente década, es decir, ya pasados varios años después de terminado el gobierno del señor presidente Petro.
Sobre los riesgos que enfrenta Colombia, si llegase a materializarse esta decisión, “habría que primero determinar los alcances de la decisión del presidente Petro, que en este momento es un anuncio, porque no sabemos si va a tener aplicabilidad práctica”. De este modo, habría que determinar si la decisión del presidente está orientada o dirigida a no comprarle armas ni a Canadá, ni a Israel, ni a Estados Unidos, ni a recibir sistemas dados en donación por esos países, explicó Saumeth.
Por ejemplo, “Colombia está recibiendo 12 helicópteros Black Hawk para la Policía Nacional, que se van a emplear en labores de conservación, cuidado, mantenimiento de la Amazonía colombiana, aeronaves que son donadas por los Estados Unidos”, dijo a SEMANA.
“”Estamos comprando aviones de entrenamiento avanzado producidos por una compañía estadounidense, proyectamos la compra de 24, a la fecha hemos comprado 10, hemos recibido 7 aeronaves, ¿qué va a pasar con ese proceso? O sea, adquirimos 9 o 10 aeronaves por la proyección de las fuerzas aéreas de 24, ¿qué va a pasar con las otras 14?”, se preguntó el analista, y agregó que no se puede saber a ciencia cierta cuáles son los alcances del pronunciamiento del presidente Petro, “porque ese pronunciamiento se tiene que traducir en una decisión y no sabemos si no pasa de ser un simple tuit o si ya es una decisión tomada”.
Relaciones con Estados Unidos
En general, si esto se convierte en una política real “sí puede tener consecuencias para el sector de la defensa y seguridad, particularmente en las relaciones que mantenemos con nuestro principal aliado, que son los Estados Unidos, por la lucha antinarcóticos, por la lucha antiterrorista, por la lucha contra insurgente, debido a que con esa nación mantenemos una alianza estrecha en esos sentidos”.
“Hemos adelantado procesos recientes de compra de armamento de primera y de segunda a los Estados Unidos, sin embargo, nosotros sí tenemos relaciones estrechas en materia de defensa y seguridad, por lo menos con dos países de esos siete que votaron en contra, que son Estados Unidos e Israel”, aseguró.
“Mucha de la ayuda, no solamente material, sino doctrinaria, de entrenamiento, viene precisamente de Estados Unidos y también de Israel”, agregó.
Lo importante, según Saumeth, es determinar qué va a pasar con los procesos de mantenimiento y de suministro de repuestos, de capacitación, que se suscriben con compañías de esos países, que son aliados tradicionales de Colombia y, “en virtud de que nosotros poseemos sistemas fabricados en esos países y lógicamente al ser nuestros proveedores, son los que nos van a suministrar la asistencia y a facilitar el mantenimiento y la capacitación de nuestros técnicos”, dijo.
¿A quién le compraremos?
Colombia tradicionalmente ha tenido una diversidad de proveedores, no solamente Estados Unidos e Israel, también recientemente Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, España, Países Bajos, incluso acuerdos comerciales con Corea del Sur y Turquía, “pero los sistemas, armas y equipos se compran de acuerdo con las necesidades planteadas por las fuerzas”, aseguró el experto.
El analista en seguridad aseguró que mucha de la ayuda, no solamente material, sino doctrinaria, de entrenamiento, viene precisamente de Estados Unidos y también de Israel, y hay que recordar que Colombia es socia global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, de la OTAN, Por lo que “tenemos la obligación doctrinaria de adquirir sistemas que son empleados por esa organización”, aseveró.
Saumeth no descartó que los mismos miembros de la OTAN puedan servir como proveedores en caso de requerirlo.
“Aquí lo importante no es tanto lo que vayamos a comprar de aquí a futuro, entre otras cosas porque aparentemente este Gobierno no tiene ninguna previsión en el sentido de comprar nuevos sistemas de defensa y armas, aparte del proceso de renovación de la flota de cazas de combate colombiano”, dijo.