Uno de los grandes misterios de la Segunda Guerra Mundial podría haber sido resuelto luego de que una investigación identificara a un notario judío como principal sospechoso de haber traicionado a la entonces adolescente Ana Frank —autora de su célebre diario— y su familia. Esta investigación fue realizada por un exagente del FBI en torno a este misterio con casi ocho décadas sin resolver sobre quién traicionó a Ana Frank y permitió que los nazis encontraran su escondite, según un libro que fue lanzado el 17 de enero.

De acuerdo con la publicación, Arnold van den Bergh podría haber revelado el escondite de Ana Frank en Ámsterdam para salvar a su propia familia. La investigación duró seis años y fue plasmada en la obra “The Betrayal of Anne Frank” (“La traición de Ana Frank”) de la autora canadiense Rosemary Sullivan.

Las acusaciones contra Van den Bergh, que murió de cáncer en 1950, se basan en evidencias, incluyendo una carta anónima enviada al padre de Ana, Otto Frank, después de la Segunda Guerra Mundial, según extractos publicados por los medios holandeses. El Museo de Ana Frank le dijo a la Agence France-Presse (AFP) que la investigación, dirigida por el agente jubilado del FBI Vincent Pankoke, es una “hipótesis fascinante” pero advirtió que son necesarias más indagaciones.

La adolescente de 15 años de edad, cuyo calvario se volvió célebre tras la publicación de su diario escrito entre 1942 y 1944, cuando ella y su familia se encontraban clandestinos en un apartamento de Ámsterdam, fue arrestada en 1944 y murió al año siguiente en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Las teorías sobre cómo llegaron los nazis al escondite que ocupó la familia Frank durante dos años, hasta que fueron descubiertos el 4 de agosto de 1944, abundan, pero el nombre de Van den Bergh no había recibido mucha atención.

“No tenemos un arma humeante”

Esta nueva investigación fue realizada con la utilización de técnicas modernas, incluyendo la inteligencia artificial para analizar enormes cantidades de datos. Así, se redujo la lista de sospechosos a cuatro personas, incluido Van den Bergh, que fue un miembro fundador del Consejo Judío, una organización que los nazis impusieron a los judíos para organizar las deportaciones.

Los investigadores descubrieron que Van den Bergh consiguió evitar la deportación, pero que esta orden fue revocada en una fecha cercana a la traición que permitió a los nazis encontrar a la familia Frank. “No tenemos un arma humeante, pero tenemos un arma caliente con casquillos vacíos a su alrededor”, afirmó Pankoke a la emisora holandesa NOS. “Esto había quedado congelado”, declaró en la emisión ‘60 Minutes’, de la cadena estadounidense CBS, Pankoke, quien antes había investigado a los carteles de la droga colombianos.

Por su parte, Ronald Leopold, director de la Casa de Ana Frank, advirtió que aún persisten dudas sobre la nota anónima mencionada y que es necesario investigar más en profundidad. “Debemos tener mucho cuidado al anotar a alguien en la historia como la persona que traicionó a Ana Frank, si usted no está al 100 o 200 % seguro de ello”, destacó.

Ahora bien, en medio de la conmoción que suscitó dicha aseveración, en una de las historias más impactantes ocurridas en el marco de la Segunda Guerra Mundial, la editorial a cargo de la publicación del libro suspendió la impresión. La editorial de la edición en holandés, Ambo Anthos, decidió no seguir imprimiendo ante las múltiples preguntas que han surgido respecto a la veracidad de tal tesis. De acuerdo con un correo electrónico dado a conocer por la agencia Reuters, la editorial Anthos le planteó a sus autores varias inquietudes. “Esperamos las respuestas de los investigadores a las preguntas que surgieron y estamos retrasando la decisión de imprimir otra tirada. Ofrecemos disculpas a cualquiera que pueda sentirse ofendido por el libro”.

De acuerdo con la citada agencia, entre los “pesos pesados” que están cuestionando la publicación está el Fondo Ana Frank, con sede en Basilea (Suiza), organismo que en su momento fundó el padre de Ana Frank, así como el historiador Erik Somers, integrante del instituto holandés NIOD para estudios de guerra, holocausto y genocidio.

Tras la redada, la familia fue deportada y Ana y su hermana murieron en el campo de Bergen-Belsen al año siguiente. Su padre publicó de forma póstuma su diario, que ha vendido más de 30 millones de copias desde entonces.

Con información de agencias