La piscina de 360 grados a 200 metros de altura, cuenta con 750 metros cuadrados y está ubicada en el piso 50 del complejo turístico que también alberga el St. Regis Dubai, situado en Dubái, Emiratos Árabes.

Palm Jumeirah es un edificio hotelero y residencial del desarrollador Nakheel, que ofrece unas vistas espectaculares del horizonte de Dubái. El lugar, que ha sido descrito como “una isla en el cielo”, es también un espacio de descanso que cuenta con una sala llena de camas VIP, así como con un bar que sirve cocteles y tapas.

Aquellos que deseen darse un baño en esta maravillosa piscina llena de mosaicos azules pueden reservar una sesión matutina o al atardecer, o si se dispone de más tiempo, los visitante tienen la opción de adquirir entradas para todo el día.

El precio de la entrada comienza en US$46 (180.584 COP) para las visitas matutinas y puede alcanzar los US$163 (639.897 COP) para una experiencia VIP de un día entero en la “isla” con acceso a toda la zona de Aura.

“Aura no se parece a ningún otro destino de los Emiratos Árabes Unidos ni del mundo”, declaró el mes pasado Antonio González, CEO de Sunset Hospitality, la empresa a cargo de la piscina infinita.

“Con vistas de 360 grados de algunos de los lugares más emblemáticos del mundo, desde la Palm Jumeirah, construida por el hombre y que este año celebra 20 años desde su construcción, hasta el Burj Al Arab, el Burj Khalifa y Ain Dubai, todo en una sola vista, es un nuevo destino impresionante que seguirá mostrando lo mejor de Dubái”.

El lanzamiento de Aura Skypool se llevó a cabo meses después de la apertura de The View at The Palm, un mirador de 240 metros de altura, ubicado en la planta 52 de la espectacular torre, este edificio también cuenta con el primer restaurante SushiSamba de Oriente Medio.

Por otro lado, la piscina infinita más alta del mundo dentro de un edificio, que se encuentra a 293,9 metros de altura en la planta 77 del Address Beach Resort en la Jumeirah Gate de Dubái, entró al Libro Guinness de los Récords a principios de este año.

Dubai: la perla del desierto

Hace más de 30 años, Dubái era una planicie arenosa a orillas del golfo Pérsico, famosa por sus perlas, exportadas a todo el mundo, y por la estratégica ubicación de su puerto. Pocos podrían predecir que este minúsculo emirato se convertiría en tan poco tiempo y con el impulso de los petrodólares en el centro mercantil más importante del área y en una de las mayores atracciones del mundo. En pocas décadas, los camellos han tenido que cederles su territorio a los autos más lujosos que se pasean por autopistas magníficas en medio de edificios interminables.

De ser un desierto desolado, pasó a ser la ciudad más cosmopolita de la zona, plagada de rascacielos y proyectos de ingeniería tan colosales que por momentos hacen pensar a los turistas que están visitando una ciudad del futuro. El llamado boom de la construcción de esta ciudad comenzó gracias a los hallazgos petroleros realizados durante los años 60, pero se ha hecho visible sobre todo en la última década, con el desarrollo de proyectos excéntricos que son parte de un plan diseñado por la familia real para atraer capitales extranjeros y diversificar la economía para no depender del petróleo.