Miles de fieles madrugaron este lunes 2 de enero para desfilar ante el cuerpo de Benedicto XVI, en la capilla ardiente instalada en la basílica de San Pedro, en el Vaticano, para despedir al pontífice emérito, fallecido el pasado sábado 31 de diciembre, a los 95 años.

La larga fila llegaba hasta la inmensa Plaza de San Pedro y rodeaba las célebres columnas de la explanada, vigiladas por un importante dispositivo de seguridad y también por cientos de periodistas de todo el mundo llegados para cubrir el entierro del papa.

“Estoy aquí desde las seis de la mañana, me parecía normal venir a rendirle homenaje al papa después de todo lo que ha hecho por la Iglesia”, contó la monja italiana Anna Maria. “Fue un gran papa profundo y único”, aseguró la italiana Francesca Gabrielli, quien viajó desde Toscana, para despedir al pontífice emérito.

El cuerpo sin vida de Benedicto XVI podrá verse durante tres días | Foto: Con derechos gestionados de Getty Images

El cuerpo de Joseph Ratzinger yace en un catafalco cubierto por una tela dorada, rodeado por dos guardias suizos vestidos de gala, frente al altar mayor de la basílica dominado por el baldaquino de bronce negro con imponentes columnas retorcidas diseñado por el maestro del barroco Gian Lorenzo Bernini.

Varios cardenales y miembros de la Curia romana velan al muerto, mientras el secretario privado por años del papa emérito, el obispo Georg Gänswein, recibe el pésame de las autoridades. “Señor, te amo”, fueron las últimas palabras pronunciadas en italiano poco antes de fallecer el sábado en presencia de una enfermera, según informó el obispo Gänswein.

Los fieles entran en silencio por el pasillo central del templo católico más grande del mundo, la mayoría fotografiando con sus teléfonos el cuerpo de Benedicto, quien ha sido vestido de blanco con una casulla roja, el color del luto papal, con una mitra blanca adornada con un borde dorado y un rosario entrelazado en sus manos. Su rostro resulta casi irreconocible.

Algunos rezan o se hacen la señal de la cruz al pasar ante sus restos. Un cirio alto además de muchas velas iluminan parte del recinto, mientras el olor de incienso perfuma el ambiente.

Entre los primeros que llegaron para dar el último adiós a Benedicto XVI fueron la primera ministra italiana Giorgia Meloni y el presidente de la República, Sergio Mattarella. Las autoridades de Roma calculan que cerca 30 mil personas desfilarán cada día ante el cuerpo difunto del expapa.

Los restos del primer pontífice alemán de la era moderna fueron trasladados en la madrugada del lunes 2 de enero de la pequeña capilla privada del Monasterio Mater Ecclesiae, donde residió desde su renuncia en 2013, en los jardines del Vaticano, a la basílica en el curso de una ceremonia privada.

Las puertas de la inmensa basílica permanecerán abiertas al público desde las 9 de la mañana (hora Roma) hasta las 7 de la noche de este lunes.

El martes y el miércoles se podrá acceder desde las seis de la mañana (hora Roma) hasta las 6 de la tarde, de manera que los fieles puedan velar a Joseph Ratzinger, el brillante teólogo y ferviente guardián del dogma, conocido por sus posiciones conservadores, quien renunció a su cargo en 2013 tras ocho años de pontificado, aduciendo el declive de sus fuerzas.

Con información de AFP.