Un insólito caso se registró en Ciudad del Este, Paraguay, luego de que el personal médico recibiera a una paciente cuyo requerimiento no es habitual en la sala de un centro asistencial. La menor, de cuatro años, fue llevada a la unidad para que le extrajeran más de 100 gusanos de su cabeza, la gravedad en su estado llevó a que tuviera que ser operada.
Según el diario La Nación; el fiscal, Osvaldo Zaracho, fue alertado por parte de la doctora que recibió a la pequeña sobre lo que había encontrado cuando la atendió. Además, a las larvas halladas en el cuero cabelludo se suma un cuadro de desnutrición que encendió las alarmas sobre el cuidado que estaría recibiendo la niña en casa.
“No se entiende cómo los padres dejaron que llegue a ese nivel de lesión. Eran cráteres lo que tenía en la cabeza esa niña”, señaló el director del centro hospitalario, Guido Venialgo.
Según él, el diagnóstico fue de anemia, así como de miasis que; de acuerdo con el Manual de Merck, se trata de una infestación (bien sea de órganos o tejidos) con larvas de moscas.
La Nación informó que una posible causa del nivel de afectación presentado pudo deberse a una lesión en la cabeza que no recibió el cuidado necesario y; en consecuencia, derivó en la aparición progresiva de gusanos. Otros medios como TV Azteca Guate dijeron que la infección le provocaba dolores de cabeza y que, en primera medida, sus padres fueron llamados a explicar por qué esperaron hasta ese punto para llevarla al médico.
Se le encontraron “un montón (...). Se procedió a la extracción de los gusanos quirúrgicamente, un lavado quirúrgico y bajo anestesia (...). Llama la atención la inmensidad de bocas (que fueron ‘cuna’) de los gusanos (...). Evidentemente (la menor) llevaba varios días, podemos hablar de semanas, inclusive, e imposible de soportar” por el número de gusanos hallados, apuntó el director del centro asistencial.
Bebés siamesas fueron separadas
En otros hechos, un equipo compuesto por cerca de 25 expertos llevaron a cabo un logro en el Cook Children’s Medical Center en Fort Worth al separar, con éxito, a dos bebés siamesas que estaban unidas por el tórax y cuya edad no superaba los cuatro meses. El procedimiento se extendió por más de 10 horas, pero condujo a los resultados esperados.
Cirujanos plásticos, anestesiólogos y neonatólogos fueron algunos de los integrantes de esa operación que les representó todo un reto; especialmente, a la hora de conservar la vida de las bebés y no generar ninguna consecuencia adversa a futuro. Medios locales informaron que las pequeñas nacieron prematuras el pasado 3 de octubre y que compartían su hígado.
Más allá de las horas que tardó la cirugía, fue mayor el tiempo de preparación en el que se analizaron los diferentes escenarios y la manera en que el equipo debía responder tanto en el proceso como frente a una eventualidad.
De acuerdo con lo recopilado por The Dallas Morning News, el equipo a cargo de las siamesas explicó que se conformaron dos grupos (uno por cada bebé) y que se diferenciarían, en la sala de operaciones, por el color de sus gorros: púrpuras y verdes.
“Puedes salir de ese modo médico por solo un par de segundos porque toda la sala se dio cuenta de lo que sucedió”, dijo Iglesias, quien dirigió el equipo de cirugía. “Y, de repente, tienes que mover a uno de los bebés a la otra mesa, lo que no suele suceder en la sala de operaciones”, agregó, según The Dallas Morning News. Ahora los padres estarán centrados en la recuperación de las siamesas.