Fue considerada una estrategia riesgosa e incluso una amenaza a la democracia, pero la apuesta del partido Demócrata de contribuir a las campañas de los republicanos más extremistas parece haber dado dividendos en las elecciones de mitad del mandato de Estados Unidos.

Los demócratas destinaron millones de dólares para promover a candidatos radicales en las elecciones primarias del Partido Republicano, con la esperanza de que fuesen más fáciles de derrotar en los comicios del martes.

Estados Unidos fue a las urnas el martes para elegir a algunos gobernadores, un tercio del Senado y la Cámara de Representantes en las elecciones de medio mandato, que en los hechos funcionan como un referendo sobre la gestión presidencial. Una elección que generalmente no desata muchas pasiones, en esta ocasión fue vista por algunos líderes demócratas como un momento definitorio para la democracia estadounidense.

En ese contexto, la antigua estrategia de interferir en las primarias del partido contrario para impulsar a sus candidatos más débiles concentró las miradas y llegó a ser calificada de hipócrita. De paso, el tiro podía salir por la culata, según críticos, si los negacionistas republicanos de los resultados de los últimos comicios presidenciales de 2020 conquistaban el poder en cargos clave.

“El Comité de Campaña Demócrata del Congreso sufrió con eso en la época, pero ahora parece que fue una jugada muy acertada”, dijo el estratega basado en California, Steven Maviglio. “Ayudar a los negacionistas en su carrera por alcanzar cargos importantes era una apuesta de riesgo. Pero pagó”.

El trabajador electoral Michael Burks camina por el centro de votación en C.T. Martin Natatorium and Recreation Center en Atlanta, Georgia, el 8 de noviembre de 2022. (Foto de TAMI CHAPPELL / AFP) | Foto: AFP

Ala radical

En el estado de Maryland, el negacionista Dan Cox se benefició de al menos 1,7 millones de dólares de apoyo demócrata para ganar las primarias republicanas, de acuerdo con un análisis del diario ‘The Washington Post’. Cox perdió el martes contra el demócrata Wes Moore, quien se convirtió en el primer gobernador negro de ese estado de la costa este.

En Illinois, los demócratas liberaron una impresionante suma de 34,5 millones de dólares para contribuir con tiempo en televisión dedicado a resaltar la relación de Darren Bailey con el expresidente Donald Trump de cara a las primarias republicanas, y a pintar a su rival como centrista.

Con el respaldo de los seguidores de Trump, Bailey ganó la nominación republicana, y este martes fue derrotado por el demócrata J. B. Pritzker.

Doug Mastriano, en Pensilvania, Don Bolduc y Robert Burns en New Hampshire, y John Gibbs en Michigan, son otros republicanos ultraderechistas que recibieron apoyo del Partido Demócrata para destacarse en sus primarias, y perdieron en estas elecciones.

Elecciones intermedias en Estados Unidos. | Foto: Getty Images

“En grande”

Candidatos más moderados vencieron en primarias republicanas en las cuales los demócratas no invirtieron un peso. Por ejemplo, en la región rural de California, un grupo de recaudación de fondos de filiación demócrata gastó 350.000 dólares en las primarias para elegir a un candidato a la Cámara de Representantes.

Parte del dinero fue utilizado para explicarle a los votantes republicanos que David Valadao había votado a favor del impeachment contra Donald Trump, en un esfuerzo por promover a la opción más radical, Chris Mathys.

Pero Valadao venció y las proyecciones lo dan como favorito en su distrito contra su rival demócrata. “No creo que hayan invertido lo suficiente”, dijo Maviglio, refiriéndose a la estrategia democrática. En algunas regiones la táctica tuvo un efecto contraproducente. En Nevada, en el oeste, los republicanos tomaron dinero de los demócratas para impulsar un candidato divisivo que apostaba por la gobernación y lo invirtieron en Jim Marchant, un negacionista aspirante a la secretaría de estado.

Aunque sigue el conteo, Marchant lleva la delantera en su disputa. De ganar, el republicano concentrará amplio poder para vigilar la votación, pudiendo potencialmente cambiar las reglas electorales para favorecer a sus candidatos. Maviglio cree, sin embargo, que la estrategia será usada con más frecuencia en el futuro, a pesar de las críticas.

“Votantes fieles no lo entienden, y muchos progresistas tampoco. Pero para la gente que sabe como ejecutar y vencer campañas, todo vale en términos de estrategia. Es un riesgo, sin duda. Es una gran apuesta”, dijo Maviglio. “Pero como muchas apuestas, cuando pagan, pagan en grande”.

*Con información de la AFP.