Cada idioma representa una percepción especifica de la realidad. Es la forma en la que se materializan las ideas, tradiciones, costumbres, historias y emociones de una comunidad, por lo que conservarlas es de vital importancia para preservar la identidad de sus individuos, según la Organización de las Naciones Unidas. Pero hoy en día, cerca de 3.000 lenguas se encuentran en peligro de extinción a nivel internacional.
Un ejemplo es el idioma yagán, originario de una tribu nómada de la Patagonia, al extremo sur de Chile y Argentina, el cual cuenta con una única hablante; o el caso de México, en donde más de sesenta y cuatro idiomas distintos corren el riesgo de morir. A pesar de que la situación amenaza a lenguas de todo el planeta, los dos continentes que se encuentran en mayor riesgo de perder lenguas, considerando su total de lenguas indígenas, son Europa y América.
Los números son alarmantes: más de veinte lenguas europeas están por desaparecer; y países con mayor diversidad lingüística como México muestran cada vez más cerca la muerte de sus lenguas originarias, donde el 70 % de ellas está a punto de perecer. ¿Por qué se mueren las lenguas? Las lenguas mueren debido a que las condiciones en las que viven las comunidades no son favorables para llevar a cabo la prosperidad cultural según lingüistas y activistas como la mexicana Yásnaya Elena Aguilar o la sueca Sofia Jannok. Jannok, en un discurso en Tedx Talks, explica los ataques constantes hacia las comunidades: "Así son las cosas para mi pueblo, y para todas las personas indígenas alrededor del mundo. Algunas compañías grandes, dirigidas por personas cuyo objetivo es el dinero, invaden nuestras casas, nos obligan a mudarnos o simplemente se deshacen de nosotros". Países con mayor diversidad lingüística como México muestran cada vez más cerca la muerte de sus lenguas originarias, donde el 70 % de ellas está a punto de perecer. Cabe destacar que muchos de los grupos indígenas en el planeta denuncian el despojo de sus bienes y la violación a sus derechos humanos. En México, el ecologista Rarámuri Julián Carrillo fue asesinado, y el asesinato de Berta Cáceres, indígena lenca que se opuso a la construcción de un proyecto hidroeléctrico en Honduras, le dio la vuelta al mundo. Estos casos, que a menudo siguen impunes, continúan dándose: el 24 de febrero de 2020, un agrupamiento armado mató a una activista indígena brörán en Costa Rica. Activistas deploran la falta de reacción de los gobiernos.
Yásnaya Aguilar, la lingüista mexicana, agregó frente a la Cámara de Diputados de su país que "las lenguas indígenas no se mueren, las mata el Estado mexicano". En abril de 2019, Yásnaya escribió su discurso en español para Global Voices, que incluye “reflexiones sobre la desaparición de los idiomas indígenas y su estrecha conexión con la pérdida del territorio.” Asimismo, la ONG Global Witness y varios activistas internacionales como la indígena sami Eva M. Fjellheim, señalan que la agroindustria y la minería son las principales acciones vinculadas al asesinato de líderes ecologistas indígenas en el mundo. América Latina encabeza la lista de ataques. Fjellheim declaró a Pikara magazine: "En los últimos diez o quince años la presión ha aumentado bastante en lo territorial y más aún el interés de explotar los recursos energéticos, nos hemos dado cuenta de que no tenemos ningún derecho real que nos proteja".
Por su parte, existen también quienes afirman que una parte relevante de la problemática es la discriminación a la que se enfrentan los pueblos indígenas. El escritor quechuahablante peruano Pablo Landeo indicó en la Feria Internacional del Libro de Lima en 2017: "Las estructuras sociales determinan la condición de las lenguas originarias y ahí está todo lo relativo a la discriminación y la vergüenza, a la idea de asociarlas como vinculadas al pasado y al retraso". "Las lenguas indígenas no se mueren, las mata el Estado mexicano" La discriminación también engloba la poca difusión y visibilidad que se le da a las lenguas nativas. En muchos casos como México, se destina muy poco presupuesto cultural a proyectos de literatura y artes indígenas; y en países como Suecia se le da prioridad a la enseñanza de inglés, finlandés o alemán como segunda lengua sobre las lenguas nativas. A pesar de que las regiones nórdicas como Suecia, Noruega y Finlandia están a miles de kilómetros de países como México o Perú, pareciera que las une un lazo muy cercano: la segregación cultural de sus lenguas indígenas y el destrozo de la identidad y memoria histórica de sus pueblos nativos.
Al finalizar el Año Internacional de las Lenguas Indígenas en 2019, las Naciones Unidas han declarado un Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas, que comenzará en 2022, con el fin de promover y revitalizar los idiomas.
"Hoy, después de concluir #IYIL2019, la #AGNU adoptó una resolución sobre los derechos de los #PueblosIndígenas, la cual incluye, entre otros, la proclamación del Decenio Internacional de las #LenguasIndígenas para el 2022-2032. ¡Seguimos adelante! #SomosIndígenas". Este artículo fue originalmente publicado por Global Voice. Vea el contenido original aquí.