Varias centenas de uniformados adscritos a los cuerpos de bomberos del estado de California adelantan una ingente lucha en referido territorio para controlar una serie de incendios forestales que se han desatado y que amenazan con poner en riesgo una serie de árboles, más precisamente históricas secoyas, existentes en el Parque Nacional de Yosemite.

Según detallan medios internacionales, en la zona las llamas avanzan con importante agresividad y velocidad, debido a las altas temperaturas que se presentan y que en general prenden las alarmas en varios estados del Oeste de EE. UU.

De acuerdo con el reporte de los cuerpos bomberiles, a la fecha las llamas desatadas han afectado un área cercana a las 1.000 hectáreas, obligando a la intervención de cerca de 550 bomberos para emprender acciones que ayuden a mitigar el avance del fuego y así proteger el bosque que se estima posee cerca de 500 ejemplares de los centenarios árboles de secoya.

Pese al amplio despliegue del capital humano de los cuerpos de emergencia de California, según autoridades de la zona, en declaraciones recogidas por medios internacionales se ha evidenciado la necesidad del mayor despliegue de funcionarios que permitan evitar la tragedia en el bosque de Yosemite.

En dichas declaraciones, emitidas por Nancy Phillipe, portavoz de los cuerpos de emergencia que hacen presencia en el lugar, ya hay varios árboles afectados por el avance de las llamas.

Por lo anterior, según la vocera, se ha tenido que desarrollar una serie de acciones preventivas en la zona, en lo que concierne al control de las llamas y la limpieza de la zona, con el objetivo de retirar materiales que puedan convertirse en “combustible” para el avivamiento de las llamas.

En ese sentido, además de la labor de mitigar las llamas, los bomberos también han desarrollado escenarios de limpieza para retirar ramas, hojas y otros elementos de fácil combustión que puedan significar el aumento de la emergencia.

En la zona, los bomberos también dispusieron de la instalación de un sistema de riego –rociadores temporales– que tienen como objetivo ahogar los conatos de llamas, antes de que se desarrollan con peligro, frenando el avance del incendio por un área aún mayor.

El sistema de riego instalado también tiene como objeto, según la portavoz, ‘humedecer’ uno de los árboles más importantes del parque, refiriéndose al ‘gigante Grizzly’, el segundo secoya más alto del parque, con una longitud de 64 metros de alto, y que con una vida de entre 2.000 y 3.000 años es una de los principales atractivos del lugar.

Sin ahorrar esfuerzos

Además del amplio número de uniformados desplegados en California para buscar controlar las llamas, las autoridades y los cuerpos de emergencia también emplean importante número de equipos como tanques y máquinas de bomberos, orientados a mitigar las llamas, en esfuerzos que se multiplicaron durante el pasado fin de semana, y que también han incluido apoyo helicoportado, con el vertimiento de agua desde las alturas para controlar las llamas.

Sobre el origen de la conflagración, que ya es referida por medios locales como Washburn, este habría iniciado el pasado jueves en inmediaciones del llamado bosque de las Mariposas, y sus causas están siendo investigadas.

Los expertos han apuntado que las llamas se extendieron rápidamente y con importante peligrosidad, debido a que la sequía y las condiciones climáticas presentadas durante el pasado fin de semana contribuyeron a ello.

Si bien medios internacionales han explicado que el fuego y los incendios han sido factor elementos claves de la reproducción de los secoyas, en cuanto el calor facilita la apertura de cortezas desde donde emergen cientos de semillas necesarias para la reproducción, los incendios descontrolados ya se convierten en factor adverso.

Según refiere la AFP, el año 2020 fue lamentable para la población mundial de árboles de esta especie, pues se estima que el 14 % de las existencias en el mundo murieron incinerados, lo que traduce en una cifra de 100.000 especímenes.

En 2021, otro incendio en California acabó con una población de 3.630 secoyas, según refieren los registros oficiales recabados por medios internacionales.