Los bombardeos israelíes han acabado este martes con la vida de decenas de palestinos en la Franja de Gaza, tras una jornada sombría también para el Ejército israelí, al iniciarse la cuarta semana de enfrentamientos, que ninguna iniciativa diplomática parece capaz de detener. La ofensiva israelí, lanzada el 8 de julio en respuesta a los disparos de cohetes del movimiento islamista Hamas desde la Franja de Gaza, se ha cobrado ya la vida de más de 1.100 palestinos, en su gran mayoría civiles, incluidos 230 niños, según Unicef. Del lado israelí, tres civiles y 53 soldados han muerto en las tres semanas de enfrentamientos, el balance de bajas militares más alto desde la guerra contra Líbano de 2006. Un diluvio de fuego se abate sobre Gaza desde el lunes por la noche, tras una tregua de corta duración por el fin del Ramadán y la fiesta musulmana del Eid Al Fitr. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pidió a sus conciudadanos prepararse para una "larga campaña" militar en la Franja de Gaza, controlada por Hamas. "De repente, comenzaron a caer misiles como lluvia", relató Mohamed Al Dalo, un habitante de Gaza. "Abandonamos nuestras casas, algunos corrían en una dirección, otros en otra. La gente no sabía adónde ir. Gritaban: ¡Evacuación! ¡Evacuación!". Según una estimación comunicada el martes por la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 215.000 personas -casi un habitante de cada ocho- han tenido que huir de sus hogares en este territorio sobrepoblado de 362 km2. Central eléctrica en llamas Decenas de palestinos, entre ellos nueve mujeres y cuatro niños, murieron en las primeras horas de este martes en bombardeos. La única central eléctrica del territorio, que en tiempo normal suministra el 30 % de sus necesidades eléctricas, dejó de funcionar tras los bombardeos. Este martes a media jornada, seguía envuelta por las llamas. En el campo de refugiados de Shati, la casa vacía del responsable de Hamas en Gaza, Ismail Haniyeh, fue alcanzada por los bombardeos, según su familia, así como la televisión y la radio de Hamas, que, sin embargo, seguían emitiendo. Del otro lado de la frontera, las sirenas seguían resonando en las ciudades israelíes, al ritmo de los disparos esporádicos de cohetes. Diez soldados han muerto en las últimas 24 horas en los ataques reivindicados por Hamas, cinco de ellos abatidos por un comando que cruzó uno de los túneles del movimiento islamista cerca del kibutz de Nahal Oz (sur). 230 niños muertos La ofensiva israelí, bautizada 'Barrera protectora', iguala ya en duración a la operación 'Plomo fundido', iniciada en diciembre de 2008, en la que murieron 1.440 palestinos, en el conflicto más mortífero de las cuatro mayores confrontaciones desde que Israel se retiró de la Franja de Gaza en 2005. Nadie parece poder detenerla. "En nombre de la Humanidad, la violencia debe cesar", instó el lunes, en un enésimo llamamiento, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. El presidente de EE. UU., Barack Obama, exigió el domingo un alto al fuego "inmediato y sin condiciones", sin resultados. El guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, cuyo país apoya a Hamas, denunció un "genocidio" en Gaza y pidió al mundo musulmán que arme a los palestinos para luchar contra el "régimen sionista". El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, viajará próximamente a El Cairo al frente de una delegación integrada por miembros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), su organización, así como por representantes del Hamas y de la Yihad islámica. Según la UNICEF, "alrededor de 230" niños han muerto en la Franja de Gaza desde el 8 de julio. "Niños son asesinados, heridos, mutilados, quemados, además de estar totalmente horrorizados", señaló la responsable de Unicef en Gaza, Pernille Ironside.