Este martes 27 de junio, Bielorrusia acogió al jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, como parte del acuerdo para terminar su rebelión en Rusia, llevando a la OTAN a advertir que está preparada para defender a sus miembros de “Moscú o Minsk”.
Medios bielorrusos informaron que un avión privado propiedad de Prigozhin había aterrizado en Minsk el martes en horas de la mañana.
Transcurridas unas horas, un jefe de inteligencia de Estados Unidos reveló que el mercenario Prigozhin se encuentra refugiado en una habitación de hotel sin ventanas en Minsk, capital de Bielorrusia, con el objetivo de evitar ser asesinado, según mencionó el Daily Mail.
A propósito, Mark Walker, presidente del Comité de Inteligencia del Senado de EE. UU., dijo que había recibido informes de que el jefe de Wagner estaba tomando todas las medidas para evitar un final complicado.
“Ha habido una serie de individuos de entidades rusas que se han enfrentado a Putin durante el último año y medio, que misteriosamente se han caído de las ventanas del quinto, sexto o séptimo piso”, indicó Walker, según el medio citado anteriormente.
Yevgueni Prigozhin estaba desaparecido desde el fin de su rebelión el sábado por la noche contra los mandos del ejército regular ruso, durante la que sus hombres tomaron bases militares e hicieron una marcha hacia Moscú antes de replegarse.
Aunque las repercusiones del motín de este exaliado de Vladimir Putin son inciertas, el Kremlin niega que el presidente ruso haya salido debilitado de la crisis, la peor en sus casi 25 años de poder.
El dirigente agradeció el martes a los militares que, según dijo, impidieron una “guerra civil”.
“Ustedes se opusieron a estos disturbios, cuyo resultado habría sido inevitablemente el caos”, destacó en una ceremonia con militares en Moscú.
Putin observó un minuto de silencio en homenaje a los pilotos del ejército abatidos por los amotinados cuando “cumplían con honor su deber”.
La rebelión llevó a la sociedad a “consolidarse alrededor del presidente”, dijo el Kremlin. “El Ejército y el pueblo no estaban del lado” de los amotinados, insistió Putin.
Sin embargo, el encarcelado opositor ruso Alexéi Navalni estimó que la rebelión de Wagner demuestra que el poder de Putin es una “amenaza para Rusia”.
“Es tan peligroso para el país que incluso su inevitable colapso representa una amenaza de guerra civil”, afirmó.
Desarmar a Wagner
El Ministerio de Defensa ruso anunció este martes 27 de junio preparativos para “la transferencia del equipo militar pesado de Wagner a unidades activas de las Fuerzas Armadas” regulares.
La medida parece destinada a neutralizar a la milicia que hasta ahora actuaba siguiendo instrucciones del Kremlin en Ucrania, Siria y en varios países africanos.
Aunque las autoridades rusas negaron muchas veces cualquier relación con Wagner, Putin afirmó el martes que el Estado había “financiado completamente” a este ejército privado, pagándole más de mil millones de dólares el año pasado.
Putin había denunciado el lunes la “traición” de Prigozhin, al tiempo que aseguró que los miembros de Wagner podrían unirse al ejército regular o ir a Bielorrusia.
En una crítica velada a Putin, Lukashenko, que ofició de mediador en la crisis, dijo que la rebelión era consecuencia de la mala gestión de las rivalidades entre Wagner y el ejército ruso.
El dirigente bielorruso también estimó que su país podía aprovechar “la experiencia” de los combatientes de Wagner que se exilien allí.
Ante este movimiento, el secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg, advirtió que la alianza está preparada para defenderse ante cualquiera de los dos países.
“Hemos enviado un mensaje claro a Moscú y a Minsk: la Otan está allí para proteger a cada aliado y cada parcela del territorio de la Otan”, dijo en una cena en La Haya con siete jefes de Estado o de gobierno de los Estados miembros de la Alianza.
“No hay lugar para ningún malentendido en Moscú o en Minsk en cuanto a nuestra capacidad de defender a los aliados contra toda amenaza potencial”, añadió.
*Con información de AFP