El drama judicial de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, parece no tener fin. Tras su estadía de años en la sede diplomática de Ecuador en Londres, ahora se ha trasladado al mucho menos amable escenario de HMP Belmarsh, una cárcel de alta seguridad ubicada al sur de Londres. Hasta allí llegó Stella Moris, la madre de los hijos de Assange, para verlo, acompañada de sus hijos Gabriel, de 4 años, y Max, de 2, para compartir unos momentos con él, luego de ocho meses sin poder hacerlo, en parte debido a las restricciones de la pandemia.
Ese día, precisamente, se cumplían nueve años desde que Assange buscó protección en la embajada de Ecuador en Londres, para evitar la extradición a Suiza, donde enfrentaba cargos por delitos sexuales, los cuales ya han sido desestimados. Lo que siguió fue un largo asilo, que se transformó en un pequeño infierno, a juzgar por las quejas de los diplomáticos suramericanos al respecto del comportamiento del hombre de Wikileaks. Él también denuncia tratos denigrantes.
De acuerdo con el testimonio que Moris le dio al Daily Mail, las condiciones en la cárcel no son mejores que en la embajada, pues la situación del periodista allí es “completamente intolerable y grotesca”. “Él estaba feliz de ver a los niños, pero está sufriendo. Ese es un lugar lúgubre y horrible”, explicó Moris, quien recordó que su prometido lleva allí dos años, que prometen prolongarse más.
También contó que su salud mental está gravemente deteriorada por el cautiverio y que “la situación cada vez se vuelve más opresiva”.
Si bien los cargos en Suiza ya fueron desechados, Assange aún es solicitado en extradición por los Estados Unidos, que quiere juzgarlo por 18 cargos, que incluyen complot para hackear computadores y conspiración para obtener y difundir información de defensa nacional, entre otros.
En efecto, entre 2010 y 2011, Wikileaks, el sitio cofundado por Assange estremeció al mundo con la publicación de cientos de miles de documentos extraídos de los archivos oficiales y cables diplomáticos, sobre temas tan sensibles como las guerras de Afganistán e Irán. Fue el caso de filtración de información clasificada más espectacular desde los días de los llamados papeles del Pentágono, en 1971.
Al salir de la embajada de Ecuador, en 2019, Assange fue encarcelado por violar la libertsad condicional, pero además enfrentó la solicitud de extradición por parte de Estados Unidos. En enero de este año, la juez Vanessa Baraitser le negó la petición al país del norte. Aunque se esperaba que Assange fuera liberado, la togada decidió que permanezca en prisión mientras se resuelve la apelación presentada por los abogados del gobierno estadounidense. ¿La razón? Consideró el riesgo de que Assange se escabullera.
Mientras tanto, Moris no solo cuida de los niños, sino que sigue siendo la gran defensora y voz de su pareja ante el mundo. En especial, ha expresado sus temores de que él se suicide en prisión.
También ha dicho que abriga la esperanza de que el gobierno de Joe Biden muestre una menor obsesión de perseguir a Assange, al contrario de lo que sucedió con Donald Trump.
“La administración Biden está mostrando signos de querer proyectar su compromiso con la primera enmienda (libertad de expresión)”, dijo Moris, quien protagoniza una curiosa historia de amor con Assange.
Se conocieron cuando ella se unió al equipo legal que lo asesoraba en su lucha contra la extradición a Estados Unidos, en momentos en que él estaba asilado en la embajada ecuatoriana.
Terminaron enamorados y ella ha contado cómo se las ingeniaban para escamotear las cámaras y los micrófonos con los cuales él era espiado.
Moris relata que solo pudo contarle que estaba embarazada de su primer hijo escribiéndoselo en un papelito. Además, ella hizo creer en la embajada que estaba encinta de su novio y cuando nació el bebé, contrató a un hombre para que se hiciera pasar por él. Solo así Assange pudo conocer a su primogénito. El segundo bebé también fue concebido en la legación, pero nació cuando él ya había salido de allí rumbo a la cárcel, así que en realidad lo ha visto muy pocas veces.
Assange y Moris están comprometidos en matrimonio, pero parece que todavía falta un buen trecho para que puedan darse el “sí, acepto”.