La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este 14 de junio que convocará una reunión de su comité de urgencia el 23 de junio para evaluar si la viruela del mono representa una “emergencia de salud pública de alcance internacional”.
La proliferación actual de casos es “inusual y preocupante”, declaró su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante una conferencia de prensa, para justificar esta futura reunión.
La viruela del mono, que no suele ser mortal, puede causar fiebre, dolores de cabeza, musculares o de espalda, ganglios linfáticos inflamados, escalofríos y fatiga. Luego aparecen erupciones (en la cara, las palmas de las manos, las plantas de los pies), lesiones, pústulas y finalmente costras. Sus síntomas suelen desaparecer al cabo de dos o tres semanas.
Según la OMS, al 8 de junio el número de casos confirmados de la enfermedad era de 1.300 en el mundo en países no endémicos. La viruela del mono es endémica en 11 países de África occidental y en África central.
¿Más pandemias en el futuro?
Las zoonosis, enfermedades transmitidas por los animales al hombre, como el ébola, la covid-19 o la viruela del mono, se han multiplicado en estos últimos años, elevando el riesgo de que emerjan nuevas pandemias.
“La interfaz entre el hombre y el animal es ahora bastante inestable”, se inquietó hace algunos días Mike Ryan, responsable de las situaciones de emergencia en la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Los factores de emergencia y amplificación de las enfermedades han aumentado” según él.
Ejemplo de ello, pero no el único, es la viruela del mono, agrega. Esta viruela -monkeypox, en inglés- causada por un virus transmitido al hombre por animales infectados, generalmente roedores, es el último ejemplo de la multiplicación de estas zoonosis.
Se trata de enfermedades infecciosas que los animales vertebrados pueden transmitir al hombre. Algunas acaban siendo específicamente humanas, como fue el caso de la covid-19.
Según la Organización Mundial de Sanidad Animal, cerca de 60 % de las enfermedades emergentes son de origen zoonótico. Aparecieron hace miles de años, desde que el hombre intensificó sus interacciones con los animales al domesticarlos, pero se han desarrollado mucho en estos últimos 20 o 30 años.
Deforestación
Entre las razones de ello figura “la intensificación de los viajes, lo que les permite difundirse más rápidamente y de forma más incontrolada”, dijo a la AFP Marc Eliot, responsable del laboratorio de descubrimiento de patógenos del Instituto Pasteur.
Además, al ocupar cada vez más extensas zonas del globo, el hombre contribuye también a perturbar el ecosistema y a favorecer la transmisión de virus.
La intensificación de la ganadería industrial incrementa, por otro lado, el riesgo de propagación de patógenos entre animales. El comercio de animales salvajes eleva también la exposición humana a las enfermedades que podrían transmitir. En fin, la deforestación refuerza el riesgo de contactos entre la fauna salvaje, los animales domésticos y las poblaciones humanas.
“Cuando se desforesta, se disminuye la biodiversidad; perdemos a animales que regulan naturalmente los virus, lo que les permite a éstos difundirse más fácilmente”, explica a la AFP Benjamin Roche, biólogo del Instituto de investigación para el Desarrollo (IRD), y especialista en zoonosis.
El cambio climático va a impulsar a algunos animales a huir de sus ecosistemas hacia regiones más clementes, advirtió a fines de abril un estudio aparecido en la revista Nature. Pero al mezclarse más, las especies transmiten más sus virus, lo que favorece la emergencia de enfermedades potencialmente transmisibles al hombre.
El estudio añade también que una “red” de virus pasando de especie en especie, y creciendo más a medida que se produce el calentamiento del planeta.
*Con información de AFP.