Lucy Letby, una enfermera británica de 33 años, fue hallada culpable de asesinar a siete bebés en la unidad neonatal del Hospital Countess of Chester en Inglaterra, entre junio de 2015 y junio de 2016. Según información suministrada por la fiscalía, la mujer inyectaba deliberadamente aire a los bebés, alimentó a la fuerza a otros con leche y envenenó a otros dos con insulina.
Los progenitores de los niños afectados, presentes durante la emisión del fallo del jurado, han compartido que Lucy Letby mostraba comportamientos extraños mientras estaba a cargo de sus hijos.
Nicola Evans, quien ostenta el cargo de inspectora jefe de detectives de Cheshire, describió los homicidios como actos premeditados y despiadados, perpetrados aprovechando la confianza que la comunidad depositaba en Letby debido a su profesión de enfermera.
A lo largo del proceso judicial, que se inició en octubre de 2022, la acusación describió a Letby como una persona oportunista y maquinadora, que engañaba a sus compañeros de trabajo para ocultar sus actos asesinos calculados.
La enfermera fue condenada luego de una investigación de dos años por parte de la Policía de Cheshire sobre el aumento alarmante e inexplicable de muertes y colapsos casi fatales de bebés prematuros en el hospital.
El proceso judicial duró más de 10 meses y se cree que es el juicio por asesinato más largo ocurrido en el Reino Unido.
¿Por qué Letby asesinaba bebés?
Es probable que nunca se lleguen a entender por completo las motivaciones detrás de los actos de la enfermera Lucy Letby, quien cometió asesinatos y tentativas de asesinato de bebés entre 2015 y 2016 en el hospital donde trabajaba.
Sin embargo, durante el juicio de diez meses, la acusación les proporcionó a los jurados, que finalmente la encontraron culpable el viernes, una serie de posibles razones detrás de las acciones de la enfermera en el tribunal de Manchester.
Según informó el diario The Guardian, el fiscal Nick Johnson KC sugirió que Letby disfrutaba “jugar a ser Dios” al dañar a los bebés y luego ser la primera en alertar a sus colegas sobre el empeoramiento de la salud.
También emitió observaciones que la acusación describió como “premoniciones de desastre” a medida que algunos de los bebés afectados se deterioraban. Después de su último acto criminal en junio de 2016, se dirigió a los médicos diciendo: “Él no sobrevivirá, ¿verdad?”.
El recién nacido trillizo falleció poco después. Letby, quien tenía 25 años en ese momento, había realizado comentarios similares en dos ocasiones previas de asesinato.
Según manifestó Johnson al jurado: “Ella sabía lo que iba a pasar. Estaba controlando las cosas, disfrutaba de lo que estaba pasando, predecía cosas que sabía que iban a suceder. En efecto, ella estaba jugando a ser Dios”.
En múltiples ocasiones, los padres y el personal de enfermería notaron comportamientos inusuales por parte de Letby cuando los bebés experimentaban súbitos deterioros de salud.
Tras la muerte de la niña identificada como Bebé 1 luego de varios episodios de deterioro mientras estaba bajo el cuidado de Letby, los padres de la pequeña relataron a la Policía que recordaban a la enfermera “sonriendo y mencionando cómo había estado presente en el primer baño [de Bebé 1] y cuánto había disfrutado la experiencia”.
Es importante mencionar que, durante el juicio, la acusada negó enérgicamente haber llevado a cabo los asesinatos y expresó sentirse “devastada” por las acusaciones en su contra. Aunque sus padres la acompañaron durante la lectura de los primeros veredictos, la enfermera optó por no regresar al tribunal para conocer las decisiones posteriores.
Sin embargo, la Policía encontró cartas en las cuales aparentemente Letby reconocía los delitos. En estas cartas, había expresiones como: “No merezco vivir. Los maté a propósito porque no soy lo suficientemente buena para cuidarlos. Soy una persona horriblemente mala”, escritas por Letby.
También utilizó letras mayúsculas en un trozo de papel para plasmar la frase: “Soy malvada, yo hice esto”.