El asesinato de la joven kurda Mahsa Amini a manos de la ‘policía de la moral’ iraní desató una ola de furia en las calles de Irán, que a su vez ha sido duramente reprimida por las fuerzas oficialistas. Amini falleció después de ser arrestada porque no estaba usando el hiyab, una prenda tradicional que portan las mujeres musulmanas para cubrir su cabello y que en Irán es de uso obligatorio.
Las manifestaciones han estado encabezadas por mujeres, estudiantes universitarios y alumnas de escuela, que se han quitado el velo en público y corean cantos en contra del Gobierno iraní, enfrentándose directamente a las fuerzas de seguridad.
Según el último recuento de la fundación Iran Human Rights (IHR), durante las manifestaciones han muerto por lo menos 458 personas, incluidos 63 niños.
Las cifras por ahora son objeto de un álgido debate, pues el recuento oficial del Gobierno habla de una cifra y algunos miembros de la Fuerza Pública han esbozado otra. Por un lado, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán advirtió el sábado pasado que se han registrado más de 200 muertos entre civiles e integrantes de las fuerzas de seguridad.
Pero un general de los Guardianes de la Revolución, una de las principales fuerzas estatales de ese país, advirtió que podría haber más de 300 fallecidos.
Las cifras, además, se suman a la cantidad de personas que han sido sometidas a la justicia en el marco de las protestas. De acuerdo con la rama judicial de Irán, hay más de 2.000 personas imputadas por distintos.
Pero lo que más indignación ha causado es que la justicia iraní reveló que ya fue ejecutada la primera persona que se estaba manifestando en las actuales protestas. La noticia se dio a conocer este jueves 8 de diciembre.
El hombre fue ahorcado y había sido condenado por haber bloqueado una calle y haber herido a un miembro de la fuerza paramilitar Basij. Se trata de un grupo de hombres armados que les brinda apoyo militar a los Guardianes de la Revolución en Irán.
“Mohsen Shekari, un alborotador que bloqueó el bulevar Sattar Khan [en Teherán] el 25 de septiembre y apuñaló con un machete a un Basij, fue ejecutado el jueves por la mañana”, indicó en un comunicado oficial la agencia de noticias del poder judicial, Mizan Online.
El veredicto preliminar del caso fue emitido el primero de noviembre por el tribunal revolucionario de Teherán y la Corte Suprema rechazó el recurso el 20 de noviembre.
Según las cuentas de la organización Amnistía Internacional (AI), hay otras 28 personas que protestaron y que también podrían ser sometidas a la pena de muerte. Entre ellas hay tres menores de edad. AI calificó como una “farsa” los procesos a manifestantes y acusó a las autoridades iraníes de servirse de la “pena de muerte como una herramienta de represión política para instigar miedo entre la gente y terminar con el levantamiento popular”.
El enojo de la comunidad internacional
Las agresiones contra los manifestantes y la persecución judicial de la que han sido víctimas han provocado la preocupación de la comunidad internacional. El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una resolución el pasado 24 de noviembre para que se investiguen los atropellos a los derechos humanos cometidos durante la represión de las protestas.
Mientras tanto, el Ministerio de Relaciones de Austria señaló que la ejecución del manifestante Mohsen Shekari fue “inhumana”. El Gobierno alemán también expresó su rechazo a la ejecución. Y señaló que “el desprecio del régimen (de Irán) por la humanidad no tiene límites”
“La ejecución de Mohsen Shekari debe toparse con fuertes reacciones, de lo contrario, lidiaremos con ejecuciones diarias de manifestantes”, dijo Mahmood Amiry-Moghaddam, director de la fundación IHR, que está radicada en Oslo, la capital de Noruega.
*Con información de la AFP.