En la última semana se han generado diferentes llamados debido a una gran amenaza con ingresar a Rafah, una localidad del sur del territorio que sirve como refugio para miles de desplazados. La comunidad internacional ha instado a la protección de los 1,4 millones de palestinos que se encuentran amontonados en esta ciudad fronteriza con Egipto, especialmente después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, expresara su intención de emprender un asalto.
Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra de Netanyahu, advirtió el domingo que el Ejército israelí estaba dispuesto a entrar en Rafah incluso durante el Ramadán, que según el calendario lunar, comienza el 10 de marzo.
“El mundo debe saberlo, y los dirigentes de Hamás deben saberlo: si para el Ramadán nuestros rehenes no están en casa, los combates continuarán en todas partes, incluso en la zona de Rafah”, dijo desde Jerusalén.
“Hamás tiene la opción. Pueden rendirse, liberar a los rehenes y los civiles de Gaza podrán celebrar la fiesta del Ramadán”, añadió el exgeneral.
El ministro declaró que Israel se comprometerá a facilitar la evacuación de civiles, aunque aún no se ha esclarecido el destino de estos desplazados. De acuerdo con imágenes satelitales, se observa que Egipto ha iniciado la construcción de un recinto amurallado cerca de la frontera, aparentemente como una medida preventiva ante una posible afluencia masiva de refugiados. En una declaración conjunta, veintiséis de los 27 países miembros de la Unión Europea urgieron este lunes a una “pausa humanitaria inmediata” y solicitaron a Israel que se abstenga de emprender cualquier acción militar en Rafah.
Israel lanzó una ofensiva aérea y terrestre en Gaza el 7 de octubre, en respuesta al ataque de Hamás contra su territorio, que dejó 1.160 muertos, según un balance de la AFP con base en cifras israelíes.
El movimiento islamista, que Israel busca “aniquilar”, capturó además a 250 personas, de las cuales 130 siguen retenidas en Gaza, incluidas 30 que habrían muerto, según el Estado hebreo.
La campaña militar israelí ya ha dejado al menos 29.092 muertos, en su mayoría mujeres, adolescentes y niños, según el Ministerio de Salud del enclave, gobernado desde 2007 por Hamás, catalogado como grupo “terrorista” por Estados Unidos, Israel y la Unión Europea. La ofensiva provocó una caída del 19,4% del producto interno bruto (PIB) de Israel en el último trimestre de 2023.
También le ha acarreado una oleada de críticas. El ministro israelí de Relaciones Exteriores, Israel Katz, declaró el lunes al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva “persona no grata” por comparar la guerra con el Holocausto.
El dirigente brasileño acusó el domingo a Israel de cometer un “genocidio” en Gaza, y comparó sus acciones con la campaña de Adolf Hitler contra los judíos.
Netanyahu calificó sus comentarios de “vergonzosos” y su gobierno convocó al embajador de Brasil para una reunión con el jefe de la diplomacia en el memorial del Holocausto en Jerusalén.
Las perspectivas de un cese el fuego se han reducido los últimos días, pese a los esfuerzos de Egipto, Estados Unidos y Catar de llegar a un acuerdo.
Netanyahu reafirmó el domingo su promesa de “terminar el trabajo hasta alcanzar la victoria total” sobre el movimiento islamista, con o sin acuerdo sobre los rehenes.
Por otro lado, expertos en derechos humanos de la ONU pidieron este lunes una investigación independiente sobre las acusaciones de violencia, incluyendo sexual, contra mujeres palestinas por parte, supuestamente, de israelíes en Gaza y en Cisjordania. Unas acusaciones que Israel tachó de “despreciables y sin fundamento”.
Además, la guerra suscita temores de una expansión del conflicto. Dos bombardeos israelíes alcanzaron el lunes Ghaziyeh, en el sur del Líbano, causando 14 heridos, según una fuente de seguridad.
*Con información de la AFP.