El próximo domingo concluye la campaña electoral más incierta de los últimos años. Tres grandes fuerzas políticas se enfrentan y ninguna parece contar con la mayoría suficiente para formar gobierno. Sin embargo, la resurrección de Silvio Berlusconi, las inesperadas coaliciones de derecha, la división de la izquierda y la crisis del partido con más triunfos en los comicios pasados agudizan el confuso panorama político de estas elecciones. Para completar el cuadro, el estancamiento de la economía y la llegada de 600.000 inmigrantes hacen del 4 de marzo una fecha decisiva para Italia. La inmigración no es un tema nuevo. Desde hace tres años la crisis migratoria ha ocupado la agenda política de casi todos los países de Europa, en particular de los que se encuentran a orillas del Mediterráneo. Sin embargo, este asunto ha tomado una preocupante fuerza en Italia desde que a principio de este mes Luca Traini, de 28 años, bajó la ventanilla de su Alfa Romeo y abrió fuego contra un grupo de africanos que transitaba tranquilamente por las calles de Macerata, al oriente de país. Luego de herir a 6 nigerianos, se bajó del carro, se anudó la bandera tricolor al cuello e hizo el saludo fascista mientras gritaba “viva Italia”. Su misión era disparar a cualquiera que pareciera un inmigrante africano. Le recomendamos: Y se vino la extrema derechaeuropea Desde entonces, este hecho monopolizó el debate electoral y se convirtió en la bandera política de los partidos que hoy disputan un puesto en el Parlamento. Mientras el Partido Demócrata (centroizquierda), dirigido por el ex primer ministro Matteo Renzi, ha rechazado tibiamente los ataques, y el Movimiento Cinco Estrellas (antisistema) ha preferido no pronunciarse sobre el tema por miedo a perder votos, los partidos de derecha han visto en el tiroteo de Traini un oportunidad para catapultar su campaña política. El líder de Lega Nord, Matteo Salvini, aprovechó para hacer proselitismo y achacó la culpa del atentado “a la invasión fuera de control” que conduce inevitablemente al desencuentro social. Esta semana anunció que de ganar en las elecciones deportaría a cerca de medio millón de inmigrantes. El ex primer ministro Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia, que se presenta como ‘moderado’, también justificó el ataque con la crisis migratoria y afirmó que de ser elegido mandaría a 600.000 de los 630.000 inmigrantes de vuelta a África. Estos dos partidos, junto con los Hermanos de Italia, que tiene en sus filas a Rachele Mussolini, nieta del dictador, conforman la coalición que con cerca de un 37 por ciento de intención de voto tiene más oportunidades de llegar al poder. Puede leer: Esta resurgiendo la extrema derecha en Alemania Aún más alarmantes son los dos partidos abiertamente fascistas que desde el último año han visto crecer su apoyo popular y podrían superar el umbral del 3 por ciento para entrar al Parlamento. Por un lado, CasaPound se caracteriza por distribuir comida solo para italianos y en los últimos años ha protagonizado ataques contra varios centros de acogida. Forza Nuova, por su parte, celebró el atentado contra los nigerianos e incluso se ofreció a brindar apoyo legal a Traini. En concreto, los discursos populistas y xenófobos de cinco partidos amenazan con tener los votos suficientes como para elegir el próximo primer ministro. Para un país con una crisis de gobierno que lo ha llevado a tener a 64 ejecutivos en 70 años, las reminiscencias del fascismo representan un verdadero peligro. Según una encuesta reciente del Instituto Lorien Consulting, el 59 por ciento de los italianos se sienten amenazados por el alto número de inmigrantes, mientras que un 11 por ciento aprueba en cierta medida el ataque de Traini. Como dijo a SEMANA Federico Finchelstein, autor del libro Del fascismo al populismo en la historia, “en los últimos años hay una actitud menos crítica frente al pasado fascista italiano y se han erosionado los elementos de la república moderna”. A principio de mes se estrenó una película en las salas de cine italiano que imaginaba el eventual regreso del dictador fascista al siglo XXI. Con gran razón, el director de Sono Tornato (He vuelto), Luca Maniero, afirmó que con lo que está sucediendo hoy en el país, “si Mussolini volviera, sería él quien ganaría las elecciones”.