Las autoridades italianas han confirmado este sábado 175 nuevos contagios y otros ocho fallecimientos por coronavirus en las últimas horas, según el último balance publicado este sábado y en el que se destaca que el número de pacientes en las unidades de cuidados intensivos han bajado ya del centenar en todo el país. Según Protección Civil, el número total de fallecidos en Italia es de 34.716 personas tras los ocho nuevos decesos, que suponen no solo un descenso sensible respecto a la treintena de fallecidos del viernes, sino que representan la cifra de fallecimientos diarios más baja desde el 1 de marzo.
El número de nuevos casos también ha bajado respecto de los 259 registrados el viernes en el país, que en total suma ya 240.136 casos, de los cuales 188.584 son altas. El número de pacientes que quedan en las UCI es de 97, ocho menos que el viernes, según el balance publicado este sábado por Protección Civil. Sigue preocupando la región de Lombardía, que ha registrado 77 de los nuevos casos confirmados (un 44 por ciento del total), hasta los 93.664 contagios totales, con 16.626 fallecidos. Detrás se encuentran Emilia-Romaña, con 28.435 casos y 4.252 fallecidos, y Piamonte, con 31.322 casos y 4.080 muertos. Mientras tanto, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha anunciado que la vuelta a las clases se producirá el próximo 14 de septiembre, después del cierre de los centros educativos decretado en marzo por la pandemia de coronavirus. "Estamos predispuestos para volver en plena seguridad en septiembre", ha señalado el jefe de Gobierno, asegurando que ya están pactadas las directrices con todo el sistema educativo para que los estudiantes puedan regresar a clase "en condiciones de máxima seguridad".
Conte ha reconocido que el cierre de las escuelas fue una decisión difícil, pero ha asegurado que "no se tomó a la ligera". Aunque "la enseñanza a distancia nos ha permitido seguir avanzando con el aprendizaje incluso bajo el confinamiento, somos conscientes de que ha sido una cuestión de necesidad", ha afirmado el primer ministro, que ha admitido que el país no estaba "preparado" para una enseñanza a distancia "con la máxima eficiencia".