A finales de diciembre del año pasado, el entonces presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, voló a Estados Unidos para pasar año nuevo en el país norteamericano, coincidiendo justo con la toma de posesión del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva, algo que impidió que fuera el saliente mandatario quien le entregara la banda presidencial, como es costumbre en el cambio de mandato.
Una semana después, partidarios de Bolsonaro se tomaron los edificios gubernamentales en Brasilia, incluido el Congreso, como muestra de descontento con la elección del actual mandatario brasileño.
Incluso, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dijo “tener la impresión” de que el asalto a Brasilia del 8 de enero podría tratarse de un golpe de Estado que “posiblemente” podría querer capitalizar su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Poco se sabía de Bolsonaro y su estadía en Brasil hasta hace pocos días, que Flavio Bolsonaro, hijo del exmandatario brasileño, aseguró que su padre no tiene ninguna responsabilidad con la asonada y que “no existe previsión” sobre su regreso de Estados Unidos.
“No hay nada jurídicamente que implique a (Jair) Bolsonaro. El poder judicial no es lugar para un juicio político. Él está con mucha tranquilidad porque sabe que no existe cómo vincularlo a ningún acto criminal”, dijo el actual senador de Brasil.
“Bolsonaro siempre ha gobernado pensando en los brasileños, ha continuado con obras paralizadas priorizando a los nororientales, que fueron abandonados durante más de una década por el gobierno del PT. Luiz Inácio simplemente no tiene dinero para lo que es prioritario, pero cuando se trata de acariciar a sus amigos, el dinero reaparece”, dijo el hijo del presidente días antes de su intervención ante la prensa.
Razón tenía el hijo del ex jefe de Estado al decir que su padre no tenía intenciones de volver al país, pues en las últimas horas se conoció que ha solicitado una visa de seis meses para permanecer en Estados Unidos, algo que ha podido confirmar el bufete de abogados que lo representa.
Se cree que Bolsonaro entró a Estados Unidos con una visa para jefes de gobierno, que expira mañana martes 31 de enero, puesto que ya no es presidente, algo que ha obligado al expresidente a solicitar a través de la firma AG Immigration un nuevo visado.
“Esperamos lograr el máximo nivel de satisfacción y los resultados deseados para nuestro cliente”, dijo el bufete en un comunicado enviado a la AFP.
“Florida será su hogar temporal fuera de casa (Brasil)”, ha dicho el abogado, Felipe Aleixandre, fundador de la firma AG Inmigration en una entrevista con el diario británico Financial Times. El expresidente “necesita algo de estabilidad”, según Aleixandre, quien ha dejado abierta la posibilidad de que Bolsonaro solicite un visado permanente.
Las informaciones son contradictorias. Mientras que algunos como el presidente del Partido Liberal (PL), Valdemar Costa, hablan de que podría volver la próxima semana, otros de su círculo cercano afirman que no hay fecha aún decidida.
Durante su estancia en Florida, el expresidente estuvo dos días hospitalizado al sur de Orlando por una adherencia intestinal. El ingreso se debió, según él, a un problema derivado del apuñalamiento que casi le cuesta la vida en septiembre de 2018, justo antes de su elección como presidente.
Investigado bajo sospecha de instigar la violenta invasión al corazón de la democracia brasileña, Bolsonaro niega estar relacionado con los desmanes. “Lamento lo que aconteció el día 8, algo increíble”, dijo en un video divulgado el lunes donde se le ve hablando a seguidores.
“Lo que más esperamos es la celeridad de la Justicia”, dijo el presidente. “Quiero que las personas sean investigadas. Si Bolsonaro tuvo participación en lo ocurrido, tiene que ser castigado”.
*Con información de la AFP y Europa Press.