Las autoridades de Japón han asegurado este viernes que los primeros análisis realizados en la zona cercana a Fukushima, tras el vertido del agua procedente de la central nuclear, han confirmado niveles de contaminación mínimos, pese al recelo mostrado por países vecinos como China.
El Gobierno de Japón dio inicio el jueves a este proceso, semanas después de que la autoridad nuclear japonesa aprobara de forma definitiva el plan del Gobierno tras el visto bueno del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que también realizará sus propios exámenes sobre el terreno.
El agua se ha mantenido en tanques después de pasar por un sistema avanzado de procesamiento de líquidos que elimina la mayoría de los radionúclidos, excepto el tritio.
Según la Autoridad de Regulación Nuclear, la concentración de este isótopo se mantiene en los 0,5 becquereles por litro en un radio de tres kilómetros alrededor de la central, y es prácticamente “indetectable” en zonas más alejadas, según la agencia Kiodo.
El ministro de Industria, Yasutoshi Nishimura, ha defendido la importancia de hacer públicos este tipo de datos y de actuar “con la máxima transparencia” para que otros países levanten de manera “inmediata” las restricciones impuestas a la exportación de productos de la zona.
El Gobierno chino anunció el jueves la paralización de todas las importaciones de pescado y mariscos.
Islas Salomón, aliado de China, denuncia vertido de agua de Fukushima
Islas Salomón, un país aliado de China en el Pacífico, se pronunció el viernes contra el vertido al mar de agua procedente de la central nuclear japonesa de Fukushima.
El primer ministro de Islas Salomón, Manasseh Sogavare, emitió una “firme declaración contra la decisión de Japón”.
El vertido de agua, que comenzó el jueves, “impacta en nuestra gente, nuestros océanos, nuestra economía y nuestros medios de vida”, dijo el jefe del Gobierno, que en 2019 decidió alejarse de Taiwán para establecer relaciones diplomáticas con China.
China manifestó su oposición al vertido al mar de agua de Fukushima, filtrada y diluida según un plan validado por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), y suspendió todas las importaciones de mariscos procedentes de Japón.
Otros países de la región Asia-Pacífico con mejores relaciones con Japón, como Corea del Sur, Taiwán, Australia y Fiyi, expresaron su confianza en la seguridad del proceso puesto en marcha en Fukushima.
No obstante, en Fiyi, una manifestación de la oposición reunió el viernes en la capital, Suva, a varios centenares de personas con pancartas pidiendo “un mar desnuclearizado”.
Sean cuales sean los datos científicos al respecto, el vertido de aguas de Fukushima podría ofrecer a Pekín una apertura diplomática en el Pacífico, según Mihai Sora, exdiplomático australiano que ahora trabaja en el Lowy Institute de Sídney.
Japón “ha hecho un gran esfuerzo diplomático para convencer al mayor número posible de líderes del Pacífico”, afirmó, pero, “casi universalmente, esta decisión será impopular entre las comunidades del Pacífico”.
Pekín podría “animar a algunos de sus socios a pronunciarse enérgicamente sobre esta cuestión, ya que sirve a sus intereses”.
La cuestión nuclear es delicada en el Pacífico, donde Estados Unidos, Reino Unido y Francia llevaron a cabo pruebas atómicas durante décadas en el siglo XX.
*Con información de EuropaPress y AFP