El módulo Moon Sniper de Japón iniciará en la medianoche del viernes al sábado el descenso hacia la Luna que, de resultar exitoso, situaría al archipiélago asiático en el selecto grupo de países en conseguir un aterrizaje controlado en el satélite terrestre.
Con su misión Smart Lander for Investigating Moon (Slim), Japón quiere ser la quinta nación en lograr un alunizaje exitoso después de Estados Unidos, la Unión Soviética, China e India.
Pero el módulo de alunizaje japonés, con una sonda rodante desarrollada por una empresa de juguetes, fue diseñado para hacerlo con una precisión sin precedentes.
El descenso de esta nave, apodada Moon Sniper (francotirador lunar, en español) por la agencia espacial Jaxa, debe comenzar en la medianoche del viernes al sábado en Japón (15H00 GMT del viernes).
Si todo se desarrolla según lo planeado, el alunizaje debería ocurrir 20 minutos después.
La nave debe colocarse en un radio de cien metros respecto al punto de referencia fijado en la superficie del satélite, un margen mucho más estrecho de las zonas de aterrizaje habituales de varios kilómetros.
Un éxito revertiría la mala racha del sector aeroespacial japonés, que acumula dos misiones lunares y varios lanzamientos de cohetes fallidos.
Como hizo India por primera vez en agosto con su programa espacial de bajo costo, la misión japonesa tiene como objetivo el polo sur de la Luna, muy poco explorado.
Un alunizaje seguro del Moon Sniper sería “algo muy importante”, dijo Emily Brunsden, profesora de astrofísica y directora del Astrocampus de la Universidad de York.
“La precisión de ‘francotirador’ del aterrizaje es un enorme salto tecnológico que permitirá diseñar misiones para abordar cuestiones de investigación mucho más específicas”, explicó.
Pero la misión es “excepcionalmente compleja a nivel tecnológico”, advirtió Brunsden. “Normalmente solo hay una oportunidad de hacerlo bien, con lo que el mínimo error puede provocar el fracaso”.
El origen de la Luna
El módulo de aterrizaje intentará colocarse en un cráter, desde donde creen que podrán acceder al manto de la Luna, la capa interior bajo su corteza.
“Las rocas expuestas aquí son cruciales en la investigación sobre el origen de la Luna y la Tierra”, explicó Tomokatsu Morota, profesor de la Universidad de Tokio especializado en exploración lunar y planetaria.
La precisión de la nave será crucial en su intento de alunizar en ese terreno rocoso e irregular, que examinará con una cámara, señaló Morota.
La agencia nipona Jaxa ya ha conseguido un aterrizaje de precisión sobre un asteroide, pero el reto es mayor en la Luna porque la gravedad es más intensa.
La misión también quiere aportar luz al misterio sobre la posible presencia de agua en el satélite, un factor clave para la eventual construcción de bases lunares.
“La posibilidad de la comercialización lunar depende de si hay agua en los polos”, indicó Morota.
La sonda esférica y metálica de la misión, con un tamaño algo mayor a una pelota de tenis y equipada con una cámara, fue desarrollada por Jaxa junto a la empresa juguetera Takara Tomy.
Más de 50 años después de que el ser humano llegara a la Luna, muchos países y empresas privadas intentan imitar la gesta.
Pero muchos terminan con naves estrelladas sobre el satélite, fallos de comunicación u otros problemas técnicos.
Este mes, un módulo de alunizaje privado estadounidense tuvo que regresar a la Tierra por una fuga de combustible y la Nasa pospuso los planes para enviar misiones tripuladas a la Luna de su programa Artemis.
Rusia, China, Corea del Sur o Emiratos Árabes Unidos, entre otros, también intentan alcanzar el satélite terrestre.
El mismo Japón cuenta con dos misiones fallidas en su historial, una pública y otra privada.
En 2022, el país insular envió sin éxito la sonda lunar Omotenashi como parte de la misión estadounidense Artemis 1.
En abril, la empresa emergente Ispace intentó convertirse en la primera firma privada en llegar a la Luna, pero perdió la comunicación con su nave después de un “aterrizaje duro”.
*Con información de la AFP.