Japón vive un nuevo capítulo en su estrategia de seguridad nacional, que se traduce en un significativo refuerzo de sus medios de defensa nacional, más acorde a tiempos de guerra, que a tiempos de paz.
El pasado viernes 16 de diciembre, el país aprobó una reforma radical de su doctrina de defensa, con el objetivo de contrarrestar el poderío militar de China, percibido como un “desafío estratégico sin precedentes” para la seguridad del archipiélago.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la derrota de Japón ante Estados Unidos significó que la constitución del país, desde 1947 incluyera una restricción al país para dotar un ejército convencional, esto significa que cualquier refuerzo de la capacidad de defensa de Japón, puede ser visto como un incumpliento a la norma constitucional.
Japón aumenta gradualmente cada vez más su presupuesto de defensa desde hace décadas, aunque tiene un límite máximo de usar el 1 % del Producto Interno Bruto en ese propósito.
Aún sin ser parte de la Organización del Tratado Atlántico Norte (Otan), el país se alineará con el compromiso adquirido por los países miembros de la Otan para la defensa.
Reforma desafiante
El gabinete aprobó un plan para aumentar hasta el doble el gasto en defensa. Es decir la proporción de ese rubro será de hasta 2 % del PIB, de aquí a 2027.
Esta reforma, que representa el mayor refuerzo de su política militar en décadas fue descrita así por el primer ministro japonés, Fumio Kishida: “(Japón está) determinado a cumplir con su misión de proteger a la nación y sus habitantes en este momento crucial de la historia”.
Respecto al tema de la constitucionalidad, Kishida asegura que la estrategia de defensa de Japón va a continuar ciñéndose “al marco de su Constitución, del derecho internacional y del derecho japonés”.
Los cambios también implican unificar la comandancia militar y aumentar el alcance de sus misiles.
China, Corea del Norte y Rusia
La nueva doctrina de defensa de Japón se basa en tres documentos que hacen referencia a posibles amenazas de China, Corea del Norte y Rusia.
La postura militar cada vez más contundente de China ha sido descrita como “una grave preocupación para Japón y para la comunidad internacional” y como “un desafío estratégico sin precedentes para la paz y la estabilidad de Japón”.
La capacidad con la cual quiere dotarse Japón es llamada por el país como “contraataque”, un concepto que hasta ahora se entendía incompatible con la Constitución y que le permitiría al país actuar en respuesta, frente a amenazas de los países vecinos.
La preocupación de Tokio respecto a Pekín escaló en agosto, después de que China realizara enormes maniobras militares alrededor de Taiwán, cuando algunos misiles cayeron en la zona marítima económica exclusiva de Japón.
La presencia de las Fuerzas de Autodefensa en las islas más meridionales de Japón, las más cercanas a Taiwán y a China, también aumentará.
La estrategia de seguridad nacional también hace referencia a los disparos múltiples de misiles efectuados por Corea del Norte y señala que las acciones militares de Pyongyang representan “una amenaza más inminente para Japón”.
Con respecto a Rusia, Japón señaló que la voluntad de Moscú “de recurrir a la fuerza para lograr sus propios objetivos de seguridad, como en Ucrania, es evidente”.
*Con información de AFP.