Yahya Sinwar era el Osama Bin Laden de la Franja de Gaza. Un verdadero cerebro del mal y el perpetrador del peor ataque antisemita de la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial. Hace un año, cuando Israel sufrió la inmisericorde masacre de 1.200 de sus ciudadanos y el secuestro de 300 más en apenas unas horas, el primer ministro Benjamin Netanyahu prometió perseguir hasta el final a cada uno de sus perpetradores. Con la muerte de Sinwar, Israel no solo cumplió, sino que le propinó el más contundente golpe al imperio del mal de Hamás.
“Hoy hemos ajustado cuentas”, aseguró Netanyahu, al calificar la muerte de Sinwar como el “principio del fin”. El primer ministro aseguró que con esta ofensiva “hemos demostrado que a todos aquellos que intentan hacernos daño, esto es lo que les pasa. Y cómo las fuerzas del bien siempre pueden vencer a las fuerzas del mal y de la oscuridad. La guerra continúa y es costosa”.
El éxito de la inteligencia israelí en estos operativos ha sido contundente. En el caso de Sinwar, las fuerzas armadas de este país ubicaron su paradero en Tel Sultan, un barrio de Rafah, la ciudad más meridional de Gaza. “Los cuerpos fueron encontrados por drones y luego por tropas el jueves y llevados a Israel para pruebas de ADN y registros dentales”, contó el diario The Guardian.
El jueves, en las redes comenzaron a rotar las impactantes imágenes del cadáver del hombre que por décadas había causado terror en el Medio Oriente. Se veía con uniforme y varias heridas en el cuerpo, las más graves en la cabeza y en la pierna. Los escombros rodeaban su cuerpo ya sin vida.
El diario británico contó algunas infidencias de cómo fue la búsqueda. Israel llevaba un año respirándole en la nuca. Pero lanzar un operativo contra él no era fácil, pues se decía que siempre andaba con rehenes como escudo humano. Al final se sabe que las tropas lograron ver a un grupo de hombres corriendo hacia un edificio. “Las fuerzas abrieron fuego con proyectiles de tanques y los cuerpos quedaron enterrados bajo los escombros”, aseguró el canal 12. El diario Haaretz agregó que quienes participaron en el operativo no tenían clara la presencia de Sinwar. El portal de internet Ynet indicó que al lado de los cuerpos se encontraron dinero y documentos.
Sinwar era una de las mentes más macabras de Hamás, un grupo terrorista que se ha caracterizado por infligir el mayor dolor posible a sus víctimas. Conocía Israel como pocos y hablaba hebreo a la perfección. Se sabe que él fue la mente criminal que diseñó los ataques del 7 de octubre.
SEMANA habló con Ricardo Nachman, coordinador nacional de Medicina Clínico Forense de Israel. El experto forense tuvo el trabajo de analizar los cuerpos. “Esto no fue una tragedia. Fue una masacre perpetrada por un grupo de monstruos. Se abrieron las puertas del infierno”, narró. Agregó que en cada uno de los restos de las víctimas quedó claro “lo satánico de los ataques”.
“Recibí a una pareja. Era irreconocible, pero en los restos que me entregaron en una bolsa determinamos que eran un adulto y una criatura (un niño). Hamás los quemó, quedaron amarrados, atados con un alambre metálico que quedó en la escena. Establecimos que se trataba de dos personas porque usamos la tomografía computarizada de todas las partes de cuerpos que recibimos y pudimos establecer que había dos restos de cráneos y dos columnas vertebrales juntos. Estaban como una masa de carbón, amorfa”, explica.
Las mismas escenas macabras fueron relatadas a este medio por la doctora musulmana Ahmed Qanta. En diálogo con SEMANA, la médica, que también estudio los cadáveres, dijo enfáticamente: “El 7 de octubre sucedió un genocidio perpetrado por Hamás. Muchos individuos fueron objeto de múltiples ejecuciones. Esto solo se explica en el ánimo antisemita. No bastaba con lanzar una bomba o pegar un tiro. Se trató de asesinatos extremadamente íntimos, con muchas violaciones en un mismo cuerpo. No bastaba simplemente con ejecutar a la persona. Había un deseo de aniquilarlos”, aseguró.
La doctora detalló las salvajes violaciones sexuales que vio en los restos, así como las torturas que sufrieron miles de personas. “Cuando se analizan los restos, se demuestra por qué decimos que el antisemitismo es deshumanizante. Realmente, a simple vista, no podemos reconocer que lo que tenemos ante nuestros ojos se trataba de un ser humano”, agregó.
Todo este terror fue ideado y ordenado por Sinwar. El líder de Hamás había vivido 20 años en Israel como preso y por cuenta de esto se preciaba de conocerlos. Salió libre en 2011 cuando Israel decidió liberar a mil presos palestinos a cambio de un solo soldado. Se sabe que fue tratado de un cáncer y que luego de recuperar su libertad se casó y tuvo tres hijos. Desde 2017 era el jefe de Hamás en Gaza.
Se cree que durante años Sinwar planeó el ataque sorpresa del 7 de octubre y se aseguró de perpetrarlo con el mayor nivel de sevicia posible. Su deseo de causarle un dolor inmenso al pueblo judío se había cumplido y había generado lo que en el fondo Hamás siempre deseó: desatar una guerra a gran escala que hiciera dividir al mundo y pusiera al llamado eje de la resistencia, liderado por Irán, del lado de la causa de Gaza.
Las consecuencias de su asesinato por las fuerzas israelíes no son fáciles de medir. “La muerte del líder de Hamás, Yahya Sinwar, es un duro golpe para Irán y su ‘eje de resistencia’ en la región. La República Islámica ha apoyado a Hamás durante muchos años. Cuando Sinwar asumió el cargo, supuso un gran cambio para Irán. Bajo el liderazgo y la guía de Sinwar durante la última década, Hamás se ha convertido en un importante grupo terrorista que llevó a cabo la peor masacre de judíos desde el Holocausto”, aseguró el diario Jerusalem Post.
El golpe de los israelitas se enmarca en una enorme ofensiva desplegada por este país, que también logró la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, y que desencadenó una participación mucho más amenazante de Irán en la guerra. El jefe de los Guardianes de la Revolución de Irán, Hosein Salami, advirtió que su país responderá con un ataque “doloroso” a cualquier movimiento de Israel sobre su territorio. El jueves, Hezbolá anunció que pasará a una nueva “fase de escalada” en su guerra con Israel.
Lo que sí se espera de la muerte de Sinwar es que sea un golpe fundamental que permita el regreso de los secuestrados de Hamás a casa. Este fue el principal compromiso que quedó de la llamada de Joe Biden a Netanyahu. El presidente de Estados Unidos aseguró que esa muerte ofrecía “una oportunidad para promover la liberación de los rehenes”, y que “cooperarán para lograr ese objetivo”.
“Es tiempo de que esta guerra termine y que los rehenes regresen a sus casas. Es lo que estamos dispuestos a hacer, y envío a Tony Blinken a Israel”, agregó el presidente norteamericano. Esta guerra “debe terminar de tal manera que Israel esté en seguridad, los rehenes sean liberados y el sufrimiento en Gaza termine, y el pueblo palestino pueda ejercer su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminación”, dijo Kamala Harris.
“Ahora, más que nunca, debemos actuar por todos los medios posibles para traer de vuelta a los 101 rehenes que todavía están retenidos en condiciones horribles por los terroristas de Hamás en Gaza”, afirmó el presidente de Israel, Isaac Herzog. Solo el regreso de quienes están desde hace más de un año en los tenebrosos túneles de Gaza podría dar el punto definitivo para la desescalada de la guerra que el mundo espera.