El recién inaugurado gobierno de Javier Milei en Argentina prepara un paquete económico de urgencia que busca “evitar la hiperinflación” y cuyas primeras medidas de austeridad serán anunciadas en la tarde de este martes, 12 de diciembre, dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni.
“Estamos inmersos en una de las crisis más profundas de la historia y además nos encaminamos a una hiperinflación. La decisión es evitarla”, dijo el funcionario en una rueda de prensa en la sede presidencial.
Argentina se encuentra sumida en una grave crisis económica, con una inflación anualizada de más del 140 % y una tasa de pobreza superior al 40 %.
Milei, un economista ultraliberal, sostiene que el país necesita un tratamiento de shock y que el ajuste fiscal será equivalente al 5 % del Producto Interno Bruto. Las primeras medidas concretas se conocerán este martes, mediante un mensaje grabado del ministro de Economía, Luis Caputo, indicó el vocero.
“La inflación que vamos a evitar seguramente sea mucho más devastadora que lo que fue la hiperinflación de los años 1989 y 1990. Por eso nuestra preocupación y la urgencia en las medidas”, destacó Adorni.
En sus declaraciones, el vocero eludió referirse a decisiones que se tomarán en el mercado de divisas, sometido a un régimen de control desde 2019 en el que convive una decena de tipos de cambio diferentes.
Reiteró, en cambio, que habrá una importante reducción del tamaño del Estado. El sector público en Argentina representa más del 18 % del empleo total, uno de los porcentajes más altos de América Latina, con cerca de 3,4 millones de personas.
Hasta el momento, el Ejecutivo solo había resuelto restricciones operativas que afectaron el mercado cambiario el lunes. Pero la categórica frase de Milei el domingo durante su discurso de asunción, señalando que “no hay alternativa al ajuste” del gasto público, tiene en vilo a la población.
Se anticipa que Caputo “va a ir en línea con un fuerte recorte fiscal, con alguna expansión en las partidas sociales”, adelantó el portavoz del Gobierno, Manuel Adorni, quien añadió que el reordenamiento de las finanzas públicas es “la prioridad” en una gestión que “va a respetar a rajatabla el equilibrio fiscal”.
Muchas de las medidas que Milei esbozó durante su campaña, como la dolarización de la economía o el desmantelamiento del Banco Central, estuvieron ausentes de su primer discurso el domingo.
De todos modos, en minoría en el Congreso, se descarta que el primer paquete de anuncios se concentre en decisiones que pueden ser adoptadas directamente por el Ejecutivo sin necesidad de anuencia parlamentaria.
El flamante mandatario no dejó espacio para dudas en cuanto a que el recorte de gastos comenzará de inmediato ante una crisis que no puede esperar. “No hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo”, dijo el domingo a simpatizantes reunidos delante del Congreso de la Nación.
“Para hacer gradualismo es necesario que haya financiamiento. Y, lamentablemente, tengo que decírselos de nuevo: no hay plata”, enfatizó.
Algunas de las líneas de acción del Gobierno fueron adelantadas por el propio Milei. A la profunda reducción del gasto del Estado, se sumarán privatizaciones de empresas públicas como la petrolera YPF, para obtener recursos para equilibrar las cuentas públicas de un país eternamente deficitario.
Milei ordenó revisar, además, los contratos en el sector público.
“Al empleado público hay que ponerlo en valor. La mayoría de la gente que trabaja en el Estado es válida y necesaria. Lo que vamos a combatir es el empleo militante, el empleo que está por una cuestión política y que no aporta nada”, explicó este lunes su vocero Adorni.
“Se va a revisar cada una de las contrataciones en virtud de encontrar contrataciones irregulares”, sostuvo. “Se va a revisar cada uno de los contratos”, explicó, ante el temor de despidos masivos.
La vicepresidenta, Victoria Villarruel, les dijo a medios de prensa que el primer gabinete “no fue simplemente una reunión protocolar”, sino que trataron “diferentes temas que van a informar los ministros de cada área”.
¿Y el dólar qué?
Una eventual devaluación del peso argentino —ampliamente augurada por algunos economistas— es parte central del desvelo de los argentinos. En Argentina, un país que apostó al control de cambios para manejar la constante escasez de divisas, la cotización del dólar, el refugio por excelencia para el ahorro, es un parámetro que se sigue día a día, como la temperatura y el estado del tiempo.
Este lunes, el Banco Central, cuyo presidente aún no ha asumido, decidió que el mercado de cambios funcione con la “regla de conformidad previa a todas las operaciones de demanda”. Esto es, con un mecanismo en que los operadores de mercado mayorista deberán presentar una solicitud de autorización para comprar divisas, lo que convirtió la jornada en un virtual feriado bancario.
Al término de un día atípico, el tipo de cambio oficial cerró en 462,40 pesos por dólar, frente a 391 pesos por dólar del viernes, el anterior día hábil.
En tanto, el dólar blue o paralelo cotizó en leve alza, a mil pesos. En la calle Florida, epicentro del cambio informal en Buenos Aires, una decena de “arbolitos”, como se llama popularmente a los cambistas, transaban normalmente.
La Bolsa de Buenos Aires cerró con un alza del 0,81 %, a 949.524,67 puntos.
*Con información de AFP.