Estudiantes universitarios convocaron a marchar este martes en Argentina en repudio al desfinanciamiento de la educación pública superior, la investigación y la ciencia bajo el ajuste económico del presidente de derecha Javier Milei, un reclamo respaldado por sindicatos y partidos opositores.
En las principales ciudades del país, estudiantes, graduados, personal docente y auxiliar de las 57 universidades nacionales de gestión estatal saldrán a las calles “en defensa de la educación universitaria pública y gratuita” en marchas que previsiblemente serán masivas.
Las universidades se declararon en emergencia presupuestaria luego de que el gobierno resolviera prorrogar para este año el mismo presupuesto que recibieron en 2023, pese a que la inflación interanual rozó el 290% en marzo.
Milei ha rechazado adecuar el presupuesto en aras de su política de déficit cero comprometida con el Fondo Monetario Internacional. “No esperen la salida de la mano del gasto público”, advirtió el lunes al anunciar en cadena nacional que las cuentas públicas registraron superávit en el primer trimestre, aunque con miles de despidos, desplome de la actividad económica y el consumo.
La semana pasada y al calor de las protestas universitarias, les concedió “aumentar en 70% las partidas de gastos de funcionamiento en marzo y otro 70% en mayo” además de una suma extraordinaria para hospitales universitarios, dijo el portavoz presidencial, Manuel Adorni, el lunes 22 de abril.
Los gastos de funcionamiento excluyen los salarios docentes que representan el 90% del presupuesto universitario. Los refuerzos contrastan con el costo de las tarifas de energía, que treparon un 500% este mes poniendo a las universidades al borde de la parálisis, dijeron autoridades. “Al ritmo al que nos están dando dinero, solo podremos funcionar entre dos y tres meses”, aseguró el rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Ricardo Gelpi.
Confrontación
Milei puso en duda la transparencia del uso de los fondos y la calidad de enseñanza al sugerir que las universidades públicas “se usan para hacer negocios turbios y adoctrinar”, según escribió en la red X el fin de semana. Unos 2,2 millones de personas estudian en el sistema universitario público, elegido por el 80% de los estudiantes frente a las instituciones privadas, en un país con casi la mitad de su población en la pobreza.
El sistema estatal de enseñanza superior goza de gran prestigio académico y fue cuna de los cinco premios nobel de Argentina, tres de ellos en ciencias duras, además de numerosos investigadores laureados, desarrollos científicos y tecnológicos reconocidos a nivel mundial.
La mayoría de los mandatarios argentinos se graduaron en el sistema público, al igual que la mitad del actual gabinete de ministros, en tanto Milei es un economista de la privada Universidad de Belgrano.
A la calle con los libros
La protesta, que profesores universitarios acompañarán con una huelga, es el corolario de semanas de clases públicas, cacerolazos, abrazos simbólicos a sedes universitarias en una causa que atraviesa todos los estratos sociales. En Buenos Aires la cita será por la tarde en la Plaza de Mayo, frente a la sede gubernamental, donde los estudiantes levantarán libros en señal de protesta.
Las columnas partirán desde las trece facultades de la ciudad y marcharán por las principales avenidas en desafío a un polémico protocolo antipiquetes que, bajo el pretexto de garantizar la libre circulación, reprime las protestas con detenciones arbitrarias, según denuncias de organizaciones sociales. La CGT, la principal central obrera, anunció su adhesión a la protesta.
En penumbras
La semana pasada varios edificios dependientes de la UBA debieron racionalizar el uso de elevadores, apagar luces en espacios comunes, limitar los horarios de bibliotecas, reducir el uso de agua caliente y limitar programas de extensión universitaria, como parte de las medidas de emergencia. La facultad de Medicina, donde se formaron dos de los cinco premios nobel argentinos, funcionó a media luz, con aulas y pasillos en penumbras, y elevadores limitados al uso de personas con movilidad reducida.
Lo mismo ocurrió en la facultad de Ciencias Exactas, donde se graduó César Milstein, nobel de Fisiología en 1984. El congelamiento de presupuesto también alcanza las becas estudiantiles, actividades extracurriculares, complementarias y deportivas.
El portavoz presidencial trazó un duro diagnóstico de las universidades públicas: “Funcionan con serios problemas, las facultades están en malas condiciones edilicias, los profesores no cobran por su trabajo”, dijo tras ratificar que el gobierno “valora la educación pública, laica y federal”.
*Con información de AFP