Este lunes 7 de noviembre, las autoridades filipinas presentaron denuncias de asesinato contra el principal funcionario de prisiones y un asistente, acusándolos de planear el asesinato de un comentarista de radio en un delito elaborado que, según dijeron, demostraba que el sistema penitenciario del país se había convertido en una “organización criminal”.
Las denuncias se presentaron contra el jefe de la Oficina de Correccionales, Gerald Bantag, quien fue suspendido de su cargo, el oficial de seguridad de la prisión, Ricardo Zulueta, y otros sospechosos clave en el tiroteo fatal del 3 de octubre contra Percival Mabasa. El periodista había criticado ferozmente a Bantag y otros funcionarios por supuesta corrupción y otras anomalías.
Mabasa, que usaba el nombre de ‘Percy Lapid’, para sus transmisiones, se encuentra entre los más recientes periodistas asesinados en un país del sudeste asiático, considerado uno de los más peligrosos para los periodistas en el mundo.
Una declaración conjunta leída en una conferencia de prensa por altos funcionarios judiciales, del interior y de la policía señaló que tres líderes de pandillas encerrados en la prisión más grande del país bajo el control de Bantag fueron contactados para buscar a un hombre que matara a Mabasa por un contrato de 550,000 pesos ($ 9,300).
Sin embargo, después del asesinato, el pistolero, que fue identificado por la policía como Joel Escorial, se rindió atemorizado después de que funcionarios del gobierno ofrecieran una recompensa por su captura. Luego identificó públicamente a un recluso, Jun Villamor, quien, según dijo, fue asignado por líderes pandilleros detenidos para llamarlo y organizar el asesinato de Mabasa.
Los líderes de la pandilla luego mataron a Villamor dentro de la prisión asfixiándolo con una bolsa de plástico supuestamente por órdenes de Bantag y Zulueta, dijeron las autoridades. “Bantag tenía un motivo claro para efectuar los asesinatos”, dijeron las autoridades en el comunicado.
Mabasa fue asesinado a tiros por sus denuncias críticas contra el jefe de prisiones, y Villamor fue asesinado por líderes de pandillas como un encubrimiento después de que el pistolero lo identificara públicamente como el recluso que arregló el asesinato tras las rejas, dijeron.
Bantag ha negado cualquier participación en los asesinatos. Él y Zulueta también han sido acusados por el asesinato de Villamor. Sin embargo, aún no se han emitido órdenes de arresto, dijeron las autoridades.
La investigación de los asesinatos reveló “la desafortunada transformación de un pilar de la justicia, el pilar de la corrección, en una organización criminal profunda, a gran escala y sistemática”, dijeron las autoridades en su declaración.
“Esta será la causa de muchas reformas en el gobierno y el fortalecimiento de los mecanismos actuales para garantizar que nada de esta naturaleza vuelva a suceder”, dijeron.
A medida que crecían las sospechas sobre la participación de Bantag en los dos asesinatos, el presidente Ferdinand Marcos Jr. ordenó que lo suspendieran indefinidamente y lo reemplazaran con un exjefe de personal militar, Gregorio Catapang Jr.
Una búsqueda reciente del complejo penitenciario de máxima seguridad bajo el control de Bantag encontró más de 7,000 latas de cerveza extra fuerte, armas blancas, teléfonos celulares, computadoras portátiles y presuntas drogas en un descubrimiento que profundizó las sospechas de anomalías en la prisión que involucran a funcionarios y guardias, dijo Catapang.
“Hay muchos delitos que tenemos que investigar”, dijo el secretario de Justicia, Jesús Crispín Remulla, en una conferencia de prensa. Citó la cerveza, las drogas y otros contrabandos introducidos de contrabando en la prisión y la muerte de 18 capos de la droga detenidos supuestamente por infección por coronavirus seguida de su cremación en un lapso de 75 días.
Además de Bantag, Mabasa también criticó duramente al expresidente Rodrigo Duterte, quien supervisó una represión mortal contra las drogas ilegales. Duterte terminó su turbulento mandato de seis años en junio.
Duterte nombró a Bantag como jefe de la Oficina Correccional en 2019 a pesar de las denuncias penales pendientes. Bantag había enfrentado cargos por un enfrentamiento en 2016 en el que murieron diez reclusos cuando era director de otro centro de detención. Posteriormente, un tribunal lo absolvió.
Los organismos de control de los medios condenaron el asesinato de Mabasa y dijeron que el ataque subraya cuán letal sigue siendo Filipinas para los periodistas.