El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, acumuló más votos que los que logró el expresidente de Estados Unidos Barack Obama en las elecciones de 2008, en las que obtuvo su primera victoria electoral, superando así el récord establecido por este.
Según el recuento que ofrece la cadena Fox News, Biden consigue hasta el momento más de 69,77 millones de votos, frente a los 69,49 que obtuvo Obama en sus primeras elecciones, en las que se impuso al republicano John McCain, que alcanzó 59,94 millones de votos.
En opinión de Nate Silver, director del portal Five Thirty Eight, especializado en asuntos electorales, es muy probable que Biden termine obteniendo “en torno a los 80 millones” si la participación total es de unos 155 millones. Unos 101 millones de personas votaron por correo o de manera anticipada.
A su vez, Trump, que según Fox News cuenta con 67,16 millones de votos, podría terminar con “entre 73 y 75 millones”, escribió Silver en su Twitter. Así pues, ambos terminarían batiendo el récord de Obama.
No obstante, ser el candidato más votado no significa ser elegido presidente, puesto que en Estados Unidos lo que votan los ciudadanos es a sus representantes en el Colegio Electoral, que es el que finalmente elige al mandatario del país.
En la historia de Estados Unidos ha habido cinco candidatos que han llegado a la Casa Blanca sin haber ganado el voto popular. El último de ellos fue el propio Trump. En 2016, la demócrata Hillary Clinton obtuvo casi 2,9 millones de votos más que el republicano, pero este superó los 270 delegados necesarios en el Colegio Electoral.
“No seremos silenciados”
Sin declararse vencedor, Joe Biden brindó una reciente alocución en la que aseguró que confiaba en ganar la Presidencia una vez finalizado el escrutinio, asegurando vencer a Trump en los estados indecisos restantes. “Nosotros, el pueblo, no seremos silenciados”, prometió Biden, subrayando que “cada voto debe contarse”, en una breve declaración de su feudo en Wilmington, Delaware, junto a su compañera de fórmula, Kamala Harris.
Por su parte, Donald Trump dejó en claro que no aceptará la derrota sin cuestionarla. “Ganamos esta elección”, dijo en un discurso televisado en vivo desde la Casa Blanca la madrugada del miércoles, cuando alegó que había habido un “fraude” contra el pueblo estadounidense. De hecho, hace pocas horas repitió sus acusaciones de manipulación de votos, a pesar de la falta de pruebas.
“Anoche estaba liderando, a menudo sólidamente, en muchos estados clave, en casi todos las instancias dirigidas y controladas por los demócratas. Luego, una por una, comenzaron a desaparecer mágicamente”, dijo Trump en un tuit etiquetado como “engañoso” por Twitter.
El jefe de una misión internacional de observadores de las elecciones estadounidenses criticó las “acusaciones infundadas” de Trump y dijo que “dañan la confianza” en las instituciones democráticas.
Michael Georg Link, coordinador de los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), advirtió que ningún político ni funcionario electo debería limitar el derecho al voto. “Asegurar que cada voto sea contado es una obligación fundamental de todas las ramas del Gobierno”, afirmó.
*Con información de Europa Press y la AFP.