Hace un par de semanas, parecía que la invasión rusa a Ucrania era tan solo una cuestión de tiempo. Luego, con las conversaciones que mantuvo el presidente ruso Vladímir Putin con su homólogo francés Emmanuel Macron la alarma de guerra parecía calmarse. Pero nuevas maniobras militares y acusaciones de movimientos de tropas volvieron a encender las alarmas.
El panorama actual, como lo ha sido durante las últimas semanas, es de total incertidumbre. El foco en estos momentos está tanto en Joe Biden y sus funcionarios estadounidenses como en Vladímir Putin y sus aliados, porque la única certeza que tiene el mundo es que alguien está mintiendo sobre lo que ocurre en Ucrania.
En un lado está Estados Unidos junto a la Otan y sus aliados, que han sido partidarios de insistir en que Rusia está prácticamente lista para invadir Ucrania en cualquier momento, esto gracias a informes de inteligencia que contabilizan más de 140.00 tropas rusas en la frontera listas para entrar en combate.
A su vez, Antony Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos, aseguró ante el Consejo de Seguridad de la ONU que Rusia está preparando la invasión a Ucrania, además de tener en la mira tomarse la capital, Kiev, y otras ciudades claves del país de llegar a hacerse efectiva la guerra. Además, indicó que es probable que el Gobierno de Putin lleve a cabo una operación de falsa bandera para tener un pretexto para asaltar Ucrania.
Entre las posibilidades que detalló Blinken podría ser un falso atentado terrorista, descubrimiento de fosas comunes o un ataque con armas químicas. Iniciarían una guerra primero con bombardeos por el país y luego una avanzada terrestre de tropas y tanques hasta tener el control de la nación.
Igualmente, aunque Rusia anunció la retirada de tropas de Crimea y Bielorrusia, desde Estados Unidos insisten en que no es tan cierto y que la concentración de tropas sigue preocupando.
Por ejemplo, el presidente Biden se mantuvo en que la opción de la guerra es latente. “La amenaza es muy alta porque no han retirado ninguna de sus tropas. Han trasladado más tropas”, declaró el mandatario.
Asimismo, desde Norteamérica han afirmado que hackers rusos se han infiltrado en sistemas claves del Gobierno ucraniano, como los de las Fuerzas Militares, energéticas, telecomunicaciones y financieras, con el fin de detener su funcionamiento en caso de que la invasión termine siendo un hecho.
“Son exageraciones”
Del otro lado de la moneda está Rusia, que asegura todo lo contrario: que no tiene intención de invadir Ucrania y que los informes de la inteligencia estadounidense mienten y exageran.
“¿La queremos o no? Por supuesto que no queremos la guerra. Precisamente por eso presentamos propuestas para un proceso de negociaciones”, le dijo Putin a Olaf Scholz, canciller de Alemania.
A pesar de las duras y permanentes críticas de Estados Unidos, han sostenido que su objetivo es hacer todo lo posible para evitar la guerra en Ucrania y que solo quieren transmitir la gravedad de la situación antes de que sea tarde.
Y si bien Rusia mantiene la retórica de que no tiene planeada ningún tipo de acción militar contra Ucrania, ha insistido en que Occidente no ha respondido sus inquietudes de seguridad ante la expansión de la Otan. Esto, porque Putin teme que si Ucrania se suma a la organización pueda intentar recuperar la península de Crimea con la ayuda de ejércitos aliados, lo cual a sus ojos puede provocar una guerra mundial.
Dentro del discurso que mantiene Rusia es que Estados Unidos ha exagerado las preocupaciones de la comunidad internacional mediante informes de inteligencia y declaraciones desacertadas con respecto a la realidad de la situación en Ucrania. Según un asesor del Gobierno ruso, Occidente está “inflando artificialmente la histeria”, lo cual dice que sería un ejercicio de provocación para las Fuerzas Armadas ucranianas e incitarlas a la guerra.
Asimismo, el Gobierno ruso ha declarado en múltiples ocasiones que los países de Occidente han estado compartiendo información falsa y que, en efecto, los ejercicios militares están terminando.
Por ejemplo, Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia, ha afirmado que “no quedará un solo soldado ruso” después de que acaben las funciones del Ejército ruso en su país.
Igualmente, Lukashenko, gran aliado de Putin, ha afirmado que “la inteligencia occidental y los miles de millones de dólares gastados en ella son inútiles”. La afirmación la hizo en referencia a los informes acerca de una supuesta invasión rusa que se iba a llevar a cabo el 16 de febrero, según Estados Unidos, pero esta nunca llegó y hasta funcionarios del Kremlin se terminaron burlando en redes sociales.
Las tensiones parecen lejos de parar en Ucrania, por ejemplo, el jueves un bombardeo en la región de Lugansk dejó dos civiles heridos después de que supuestamente tropas prorrusas atacaron la infraestructura de la región, dejando parcialmente destruido un jardín infantil, que por fortuna no dejó víctimas.
Según testigos de la agresión de los prorrusos, si el ataque hubiera sido 15 minutos antes, cuando los niños estaban en las instalaciones, las consecuencias hubieran sido incontrolables.
La zona sigue estando en disputa entre las Fuerzas Armadas ucranianas y subversivos apoyados por Rusia, que inicialmente tenían un alto al fuego mientras se resolvían las tensiones en la frontera.
Pero con este ataque, pareciera que es un nuevo paso hacia la guerra, sumando el silencio sepulcral del Kremlin después del ataque. El Gobierno de Putin solo se atrevió a acusar a Ucrania de estar escalando el combate en los territorios de influencia rusa.
Por ahora, la única certeza que tiene el mundo es que alguien está mintiendo en alguno de los bandos, o Estados Unidos ha exagerado deliberadamente los informes de inteligencia sobre Ucrania, o Rusia está evadiendo la responsabilidad por la escalada en la frontera, esperando el momento exacto o una excusa pertinente para atacar.