Como Addison Bethea, de 17 años, fue identificada una joven que logró sobrevivir al ataque de un tiburón en el mar de Keaton Beach, Florida, Estados Unidos.

De acuerdo con medios estadounidenses, la joven se encontraba nadando con normalidad, cuando de repente fue atacada por el escualo que medía casi tres metros de largo. Sin embargo, Addison Bethea estaba dispuesta a luchar para poner a salvo su vida y para ello lo que hizo fue empezar a golpear al animal, mientras este la mordía.

“Comencé a golpearlo en la cara, luego le pinché los ojos y luego traté de soltarlo con mis dedos, y luego me mordió la mano”, dijo joven a medios locales.

Entre tanto, su hermano mayor Rhett Willingham escuchó los gritos y comenzó a nadar contra la corriente para socorrerla. Sin embargo, al llegar a donde estaba Addison, se enteró de que tenía heridas irreparables.

Gravemente herida, la joven fue sacada del agua en un bote y traslada a bordo de un avión a un centro hospitalario, donde los médicos tuvieron que amputarle la pierna derecha, desde la rodilla hacia abajo.

“Sabemos que es un milagro que esté viva porque cuando el tiburón la mordió, le dio en la arteria femoral de la pierna derecha. La mayoría de las personas mueren en cuestión de minutos por ese tipo de lesión”, dijo Michelle, la mamá de la Addison, en declaraciones consignadas por el Daily Star.

De acuerdo con los familiares de la joven, ahora deberá a adaptarse a una prótesis de pierna y rehabilitaciones físicas constantes.

Náufragos se enfrentaron a golpes con tiburones

Una completa odisea fue lo que vivieron tres pescadores en mar abierto, luego de que su bote se hundiera y empezara la cuenta regresiva para intentar sobrevivir. Pasaron más de 24 horas a la deriva hasta que la Guardia Costera estadounidense logró rescatarlos.

Mientras se avecinaba la ayuda, tras la denuncia de desaparición interpuesta por uno de los familiares, se había activado en el golfo de México una lucha “a puños” con tiburones. Los pescadores aguardaban porque pronto se enviara un equipo de rescate, pero mientras eso ocurría, no tenían más opción que recurrir a lo que quedaba de fuerzas para resistir.

La emergencia tuvo lugar a aproximadamente a 25 millas (unos 40 kilómetros) de la costa de Empire, en el Estado de Luisiana. En un comunicado, la Guardia Costera informó que había recibido a un familiar preocupado y aseguró desconocer la ubicación de los navegantes, quienes no habían regresado el sábado 8 de octubre por la noche.

Una búsqueda contrarreloj

En ese momento, se coordinó el envío de varias tripulaciones y botes para emprender una búsqueda en alrededor de 1.250 millas cuadradas. Durante el monitoreo aéreo, la Estación Aérea de la Guardia Costera Corpus Christi HC-144 Ocean Sentry visualizó a las tres personas a la deriva.

Mientras cada minuto contaba, “la tripulación de un bote mediano de respuesta de 45 pies de la estación de la Guardia Costera de Venecia llegó a la escena y vio a dos de los navegantes esquivando tiburones, junto con lesiones en las manos de ambos navegantes”, reza el comunicado.

Posteriormente, se sacó del agua al tercer pescador. Dos de ellos fueron trasladados al helicóptero Jayhawk antes de ser llevados al Centro Médico Universitario de Nueva Orleans y su condición ahora es estable.

De acuerdo con la información entregada por las autoridades, el “bote de consola central de 24 pies se hundió aproximadamente a las 10 del sábado (8 de octubre) por la mañana, dejándolos varados sin dispositivos de comunicación”. En el rescate, uno de los pescadores tenía signos de hipotermia.

“Buscamos en un área aproximadamente del tamaño de Rhode Island y estamos agradecidos de haber encontrado a estos navegantes desaparecidos”, dijo Kevin Keefe, coordinador de la misión de búsqueda de Nueva Orleans.

“Si el miembro de la familia no hubiera notificado a la Guardia Costera, y si estos tres navegantes no estuvieran usando chalecos salvavidas, este podría haber sido un resultado completamente diferente”, agregó Keefe, quien agradeció la asistencia del público, que fue fundamental para ayudar a identificar posibles áreas “antes de que la embarcación entrara en peligro”.