Estados Unidos está detrás de Julian Assange, el controverido fundador de WikiLeaks. Este lunes, el país exigió su extradición ante la justicia británica, acusándolo de haber puesto en peligro sus fuentes al publicar un gran volumen de información clasificada. El australiano, que apareció tranquilo y atento, considera que todo el asunto no es más que una persecución política. Ya han pasado diez años desde que Assange difundió, gracias a Wikileaks, miles de documentos confidenciales sobre actividades militares y diplomáticas estadounidenses. Filtró más de 90.000 documentos militares clasificados de Estados Unidos sobre la guerra de Afganistán, 400.000 del conflicto en Irak y unos 250.000 cables diplomáticos que afectaban a casi todos los países del mundo. Buena parte de la información publicada en Wikileaks es sensible, como un video en el que se veía civiles abatidos por disparos de un helicóptero de combate estadounidense en Irak, en julio de 2007, dentro de los que se encontraban dos periodistas de la agencia Reuters.
Washington lo acusa, principalmente, de haber puesto en peligro a algunas de sus fuentes al publicar dichos cables diplomáticos y documentos confidenciales sobre las acciones del ejército estadounidense en Irak y Afganistán. James Lewis, representante estadounidense ante el tribunal británico en Woolwich, aseguró que "Estados Unidos tiene conocimiento de fuentes, cuyos nombres no fueron ocultados y/u otra información identificatoria figuraba en los documentos clasificados publicados por WikiLeaks, quienes después desaparecieron". Aclaró que las acusaciones contra Assange tienen que ver con temas sensibles de seguridad, y que de ninguna manera "está acusado de revelar información vergonzosa o molesta que el gobierno hubiera preferido no divulgar". Por su parte, el juez español Baltasar Garzón, coordinador de la defensa, atacó la exigencia norteamericana de extraditar a Assange: "Recibes y difundes, entonces ¿espías para toda la humanidad? Es tremendo, Estados Unidos está blindando a su servicio de inteligencia frente a la posibilidad de que un periodista difunda información". Decenas de seguidores, que se reunieron frente al tribunal, exigen su libertad. De hallarse culpable, podría ser condenado hasta a 175 años de prisión en Estados Unidos, donde está acusado de pirateo informático y espionaje. Aunque algunos consideran al australiano el campeón de la libertad de información, las revelaciones también le costaron numerosas críticas. En 2011, los cinco diarios asociados a la plataforma, dentro de los que se encuentran The New York Times y Le Monde, condenaron la publicación de documentos no editados que podrían poner en peligro a fuentes informantes. En una audiencia preliminar, Assange declaró que se negaba a "someterse a una extradición por un trabajo periodístico que recabó numerosos premios y protegió a mucha gente".
Assange sufrió otro revés cuando una investigación judicial del fiscal especial Robert Mueller sobre posibles injerencias en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016, confirmó que Rusia interfirió en la campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton y "repartió públicamente esos materiales a través de varios intermediarios, incluyendo WikiLeaks". Detenido en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh, adyacente al tribunal, Assange tendrá que comparecer toda la semana antes de aplazarse la audiencia al 18 de mayo, cuando se reanudará por tres semanas. La justicia británica tendrá que determinar si la demanda de extradición respeta varios criterios legales, y sobre todo si no es desproporcionada o incompatible con los Derechos Humanos. Julian Assange fue detenido en abril de 2019 en la embajada de Ecuador, donde estuvo refugiado casi siete años. Temía ser extraditado a Estados Unidos o a Suecia, donde estaba acusado de violación y agresión sexual. Assange siempre rechazó estas acusaciones, y la fiscalía sueca abandonó el caso finalmente. El pasado miércoles, durante la última audiencia preliminar, la defensa alegó que Trump prometió indultar al australiano si este negaba que Rusia filtró los correos electrónicos que perjudicaron a su rival, Hillary Clinton. La Casa Blanca negó esta afirmación. *Con información de AFP