Casi cerca de tres años después de haber asesinado a su esposa, el pasado martes, 22 de marzo, un hombre de 58 años en China recibió el castigo al que había sido condenado por las autoridades de su país, cuando fue ejecutado en cumplimiento de una condena de muerte como resultado de un caso de feminicidio que horrorizó a propios y extraños en el gigante asiático.
La ejecución del hombre, a quien medios locales identificaron como Xu Guoli, se efectuó en la localidad de Hangzhou, en un hecho que pone fin a un cruel caso ocurrido en julio de 2020, cuando, en plena pandemia, el ahora ejecutado decidió asesinar a su pareja, y para ocultar las evidencias de su crimen, también decidió triturar su cadáver, convirtiéndola en pequeños trozos de carne, lo que le facilitó deshacerse de ella.
En la condena, emitida justo un año después del asesinato, y luego de que él confesara su crimen, Xu Guoli fue sentenciado por las autoridades locales a la pena de muerte, como castigo para el delito de homicidio, en un caso en el que, además de la confesión, se exhibió una serie de pruebas contundentes que probaron la responsabilidad.
Según recogen medios de ese país, tras el asesinato de la mujer, y buscando un coartada para esconder su responsabilidad, el ahora ejecutado había presentado oficialmente ante las autoridades la denuncia por la desaparición de la mujer de 51 años, identificada como Lai Huili.
Las autoridades incluso llegaron a anunciar una recompensa de 100.000 yuanes, lo que traduce en pesos colombianos a cerca de 70 millones de pesos, para quien entregara información que permitiera dar con el paradero de la mujer.
No obstante, además de la solidaridad de la población, la investigación de las autoridades locales también se centró en labores de inteligencia que comprometieron la revisión de una extensa cantidad de videos captados en la zona cercana a la vivienda de la desaparecida y su agresor, lo que permitió que los investigadores, tras la revisión de archivo correspondiente a 6.000 horas, pudiera avanzar en la investigación, incluso despertando el interés de miles de internautas que siguieron el caso a través de las redes sociales.
Si bien lo videos no entregaron grandes pistas sobre lo ocurrido, sí condujeron a que se ordenara la revisión de los pozos sépticos de la unidad residencial donde habitaba la mujer, ejercicio en el que pudieron hallar restos humanos, permitiendo así la captura del responsable.
Tras la aprehensión, y ser sometido a interrogatorios, Xu decidió reconocer la autoría del crimen, reconociendo que la mujer fue asesinada el pasado 5 de julio de 2020, a través de un procedimiento que incluyó sedarla, para posteriormente asesinarla y picarla, hechos que pudieron ser posteriormente corroborados tras el análisis de los cuchillos de la cocina de la familia.
Según la confesión de hombre, ahora también muerto, él se deshizo de los restos de su esposa al arrojarlos por el inodoro, al igual que deshaciéndose de otras partes de su cuerpo, repartidas en ‘pequeñas porciones’ a través de botaderos de basura cercanos a la vivienda.
En medio de la investigación, el hombre también aceptó que tenía problemas de convivencia con la mujer, lo que se veía representado en múltiples enfrentamientos intrafamiliares, advirtiendo que estos muchas veces estaban motivados por diferencias en el manejo económico y por temas referentes a la educación de su hija.
El hombre también reconoció que parte del crimen estuvo motivado por el maltrato que él recibía por parte de ella en términos psicológicos, donde era tratado de “inútil”, lo que poco a poco se acumuló para desencadenar lo que la justicia denominó un “acto impulsivo”, que derivó en la muerte de la mujer.
No obstante, durante el juicio, la justicia advirtió que, de acuerdo con lo explicado por el hombre, el crimen resultó ser una acción premeditada.
Así, el pasado martes, previo a su ejecución, el hombre tuvo la oportunidad de reunirse con un grupo de familiares; no obstante, las autoridades no explicaron cómo o cuál fue el método escogido para la ejecución de la pena de muerte.
De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional citado por medios internacionales, China sigue siendo el país que mayor número de personas condena a pena capital; no obstante, no se reveló la cifra de muertes por sentencia que tienen lugar de manera anual.