Es catalogado como el sicario más infame de México, fue detenido en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) y su alias es “El Pozolero” haciéndose famoso por disolver a sus víctimas en ácido.
Santiago Meza López, es un albañil de 58 años que trabajó para un cartel de México, según algunas de sus versiones, decidió iniciar su vida como delincuente porque un grupo armado había violado a su hermana y quería vengar ese fatídico hecho.
El cartel que eligió para trabajar fue el de los Arellano Félix y Los Teos, que eran liderados por Teodoro García Simental, quien fue a su vez líder del Cártel de Tijuana.
Fue en Tijuana, precisamente, donde un 24 de enero del 2009 fue detenido y acusado de delincuencia organizada e inhumación clandestina. En sus declaraciones a las autoridades, Meza López confesó haberse desecho de al menos 300 cuerpos.
Su apodo lo dice todo. El Pozolero, en referencia a un plato típico mexicano con carne de cerdo y maíz que hace referencia a la capacidad del hombre de deshacerse de los cuerpos humanos.
Uno de los inconvenientes de las autoridades con la forma en que el mexicano se deshacía de los cuerpos es que quedaban pocos rastros para identificarlos, incluso, muchos familiares aún lloran a sus víctimas sin poder brindarle una santa sepultura a sus seres queridos.
El ADN de las personas desaparecidas a manos del Pozolero ha sido un dolor de cabeza para la procuraduría General de la República de México, quien no puede comprobar a ciencia cierta el número de cadáveres que Meza López ha declarado ante las autoridades.
Según sus declaraciones, ‘El Pozolero’ metía los cadáveres en una tina con capacidad de 200 litros, les agregaba soda cáustica y al final los cuerpos descuartizados de las víctimas para dejarlas dentro de la mezcla hasta hervir por 8 horas. Lo poco que no lograba disolverse con dicha mezcla (dientes, uñas y algunos huesos) los quemaba y los enterraba.
La esposa de Santiago Meza tuvo la oportunidad de hablar con la revista Proceso a quien le confesó que su marido le decía a su familia que prefería hacer lo que hacía para no ver a sus seres queridos morir de hambre, “yo prefiero mi trabajo a que ustedes se mueran de hambre”, decía.
Su trabajo, por más de 10 años, fue desaparecer los cuerpos que le entregaban, su pago era de 600 dólares la semana y sus víctimas podrían llegar a las 650 víctimas, según cálculos, pese a las declaraciones iniciales del exmiembro del cartel mexicano.
Nunca recordó el nombre o el rostro de las víctimas, según sus declaraciones ante las autoridades, y aseguró que eran los mismos sicarios quienes llegaron donde estaba con los cadáveres y eran ellos mismos quienes los metían a la mezcla química.
Pese a que Santiago Meza no ha recibido sentencia alguna, puede salir pronto de prisión, pues se cumplió la sentencia de 10 años de cárcel, lo cual haría que ya estuviera en términos para alcanzar su libertad.
Fue la Asociación Unidos por los Desaparecidos de Baja California, con sede en Tijuana, quien aseguró que la inhumación clandestina no es un delito considerado grave, lo cual hizo que le plantearan al Congreso de Baja California que reforme las leyes sobre este delito y permita hacer justicia a delincuentes como alias ‘El Pozolero’.
El mismo Santiago Meza, asegura que no mató a nadie y que su trabajo solo era disolver los cuerpos de personas que ya habían fallecido, lo que sí pudo testificar es que entre las víctimas no había ni mujeres ni niños.
Cabe recordar que durante el mandato del expresidente de México, Felipe Calderón, se registraron más de 100 mil homicidios y 22 mil desaparecidos, pese al despliegue durante su gobierno de elementos del Ejército en diferentes zonas del país con el objetivo de combatir el crimen organizado “por cielo, mar y tierra”.