En la pasada Convención Nacional Republicana, que se llevó a cabo en Milwaukee, un Donald Trump fortalecido tras el ataque que sufrió, una semana atrás, el 13 de julio, no solo confirmó su aspiración en la carrera por la presidencia de Estados Unidos, sino que demostró la importancia de una figura cercana a su familia de la que poco se había escuchado hablar: su nuera Lara Trump.
Fue Lara quien terminó ofreciendo el discurso de cierre de la esperada la Convención Nacional Republicana, una “fiesta republicana” que terminó por consolidar la candidatura de su suegro a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024.
Sus emotivas palabras se escucharon solo pocos días después del intento de homicidio a Trump en un mitin de Pensilvania, donde una bala de rifle que disparó al parecer un ‘lobo solitario’ —que estaba destinada a matar al expresidente— le rozó la oreja derecha.
“Nada te prepara como nuera ver en directo cómo alguien intenta matar a alguien al que quieres. Nada te prepara para coger rápidamente el mando de la televisión para que tus hijos no sean testigos de algo que se queda grabado en su recuerdo de su abuelo para el resto de sus vidas”, dijo Lara Trump frente a miles de asistentes.
Con 41 años y nacida en Carolina del Norte, Lara está casada desde 2014 con Eric Trump, el tercer hijo del magnate estadounidense, el más opcionado, de lejos, en la carrera por llegar a la Casa Blanca que culmina con las elecciones de este 5 de noviembre.
Gran parte del peso de la campaña republicana ha caído sobre los hombros de Lara Trump, quien puso al servicio de los intereses políticos del expresidente su experiencia y reconocimiento como presentadora y productora de televisión.
Lara es la mano dura en el Comité Nacional Republicano, que controla las finanzas y estrategias electorales del partido y la prensa de Estados Unidos advierte que ha ganado notoriedad, casi en la misma proporción en que la esposa del candidato, Melania Trump, decidió alejarse de los focos de los medios y mantener un perfil bajo ante la prensa.
También es notorio cómo eclipsó la figura de Ivanka Trump —hija del expresidente— que en la pasada campaña de su padre tuvo más protagonismo. Esta vez, prefirió hacerse a un lado. Así, con la cercanía de Lara Trump —madre de dos niños, de seis y cuatro años— a su suegro se buscaría demostrar ante el pueblo estadounidense la importancia de la familia para Donald, uno de los pilares cardinales del Partido Republicano.
De mesera a figura del partido republicano
Lara Trump estudió en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. En su juventud se ganó la vida como barista y mesera hasta que decidió mudarse a Nueva York, donde asistió al Instituto Culinario Francés en SoHo. En ese camino llegó a la televisión. Solo seis meses después de llegar a la Gran Manzana, conoció a Eric Trump en una fiesta. Y el flechazo fue inmediato.
Después se dedicó al modelaje y comenzó una exitosa carrera como presentadora de televisión, pero pronto se metió en la política a través de su vínculo con Erick Trump.
Como lo contó The New York Times, sería el propio Trump quien le pidió a su nuera que asumiera el cargo de copresidenta del comité republicano. Y aunque a los ojos de la prensa internacional el papel de Lara es nuevo, en realidad ya había participado en la anterior campaña, que llevó a Trump a convertirse en el presidente número 45 de Estados Unidos.
Ahora, como copresidenta del comité republicano tiene la misión de llevar de nuevo a Trump a la Casa Blanca: “Cuando me llamó y me habló inicialmente sobre esto, me sorprendió (...) En la vida hay que hacer cosas que te asusten”, dijo Lara a The New York Times.
Con ese nuevo cargo, se dio a la compleja tarea a viajar por todo Estados Unidos para preparar el terreno de las elecciones presidenciales para su famoso suegro. “Nadie puede negar que estábamos mejor cuando (Trump) estaba en el poder. Cuando lo miro veo a un padre, suegro y abuelo maravilloso. A un hombre que se ha sacrificado por su familia y que se ha sacrificado realmente por su país”, dijo al finalizar su discurso en la convención.