La actual autorización del glifosato en la UE, renovada en 2017 por cinco años, expiró el 15 de diciembre de 2022, pero fue prorrogada por un año. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en inglés), finalmente publicó su informe en julio e indicó que no había identificado ningún “área crítica de preocupación” en humanos, animales o el medio ambiente.
No obstante, el uso del herbicida debe ir acompañado de “medidas de mitigación de riesgos” relativas a los alrededores de las zonas donde el glifosato haya sido aplicado.
En especial, recomienda el establecimiento de “franjas de protección” de 5 a 10 metros en esas zonas y el uso de equipos para reducir drásticamente la “deriva de las aspersiones”. A la espera de una evaluación científica, debe estar acompañado de “medidas que atenúen los riesgos” en los alrededores de las zonas rociadas, con una “atención particular” a los efectos indirectos sobre el medio ambiente.
La actual autorización del glifosato en la UE, renovada en 2017 por cinco años, expiró el 15 de diciembre de 2022, pero fue prorrogada por un año a la espera de una evaluación científica. La EFSA también había observado “un alto riesgo a largo plazo en los mamíferos” para la mitad de los usos propuestos del glifosato y reconoció que la falta de datos impedía cualquier análisis definitivo.
La propuesta de la Comisión también pide a los Estados del bloque que presten atención al impacto sobre los pequeños mamíferos, considerando, “caso fuere necesario”, medidas de mitigación o restricción.
Propuesta “irresponsable”
La propuesta de la Comisión fue objeto de agrias críticas. Para el eurolegislador francés Pascal Canfin, del grupo centrista Renovar Europa, se trata de una propuesta inaceptable. El eurodiputado lamentó la ausencia de “restricciones serias al uso” del glifosato” y por ello las propuestas “no están en conformidad con las conclusiones de la EFSA”.
Por su parte, el eurodiputado Benoit Biteau, del grupo de los Verdes, dijo que la propuesta de la Comisión era “irresponsable”. “Al destruir la biodiversidad, el glifosato pone en peligro nuestra seguridad alimentaria a largo plazo. Esta propuesta es irresponsable”, expresó.
A su vez, la entidad no gubernamental Pesticide Action Network Europe (PAN Europe) apuntó que “los intereses industriales claramente tienen primacía sobre la salud y el medio ambiente”. En tanto, un funcionario europeo comentó que si bien la Comisión propuso renovar la autorización al uso del glifosato, los países del bloque tendrán en sus manos la autorización de productos agrícolas que contengan el herbicida.
“En un caso extremo, en teoría los países pueden prohibir productos que contengan glifosato”, comentó. Luxemburgo había prohibido la comercialización de glifosato a finales de 2020 antes de que los tribunales obligaran al país a levantar esa restricción este año.
El glifosato, que constituye la sustancia activa en numerosos herbicidas de uso común, ha sido objeto de una intensa controversia en los últimos años debido a su impacto en la salud humana y el medio ambiente. Esta polémica se avivó en 2015, cuando la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), una entidad perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo catalogó como “probablemente cancerígeno” para los seres humanos. Esta decisión de la IARC desencadenó una serie de debates y preocupaciones sobre la seguridad del glifosato en todo el mundo.
No obstante, es importante señalar que la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) llevó a cabo su propia evaluación del glifosato el año pasado. En su dictamen, la ECHA llegó a la conclusión de que, según la evidencia científica disponible, no era posible clasificar el glifosato como cancerígeno. Esta opinión diferenciada entre las agencias de evaluación de riesgos ha añadido una capa adicional de complejidad y debate en torno a la seguridad de este producto químico.
*Con información de AFP.