Desde antes del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania el pasado 24 de febrero de 2022, el gobierno de Estados Unidos se ha mantenido un firma aliado de Ucrania, proporcionando ayuda financiera y militar, para enfrentar la amenaza rusa.
A pesar de las claros rechazos de Rusia al apoyo de Estados Unidos y de occidente a Ucrania, el apoyo se ha mantenido claro e incluso se ha ampliado cada vez más en sus métodos.
Uno de los hitos más claros que muestran la tendencia de Estados Unidos, es la decisión de apoyar a Ucrania a obtener aviones cazas F-16, de fabricación estadounidense.
El anuncio lo hizo un vocero de Estados Unidos durante la reunión del G7 en Japón: “Estados Unidos respaldará un esfuerzo conjunto con nuestros aliados y socios para formar a pilotos ucranianos en el manejo de aviones de combate de cuarta generación, incluidos los F-16, para reforzar y mejorar las capacidades de la Fuerza Aérea de Ucrania”.
A pesar de las crecientes amenazas de Rusia de que una acción de este estilo podría sacar el conflicto de Ucrania y llevarlo a otras latitudes, Estados Unidos se ha mantenido firme apoyando y de algún modo liderando el proceso: “A medida que se desarrolle el entrenamiento en los próximos meses, nuestra coalición de países que participan en este esfuerzo decidirán cuándo se envían los cazas, cuántos serán y quién los suministrará”, afirmó el vocero norteamericano.
Las líneas rojas de Rusia
Estados Unidos ha continuado compartiendo arsenal bélico con Ucrania, a pesar de las amenazas de Rusia. Misiles Javelin y Stinger, lanzacohetes HIMARS, sistemas avanzados de defensa antimisiles, drones, helicópteros y tanques M1 Abrams han sido el tipo de armamento que se ha compartido desde el país norteamericano.
“Rusia ha devaluado sus líneas rojas tantas veces al decir que ciertas cosas serían inaceptables y luego no hacer nada cuando suceden”, afirma Maxim Samorukov, un experto en Rusia de Carnegie Endowment for International Peace, citado por el diario estadounidense The Washington Post, que también apunta el desafío que implica este hecho: “El problema es que no conocemos la línea roja real. Está en la cabeza de una persona y puede cambiar de un día para otro”.
Para Biden y el gobierno de Estados Unidos es aún un misterio saber, en qué momento se está cruzando una línea roja: “Tienes eso en cuenta en tu toma de decisiones. Hicimos esto, no hubo escalada ni respuesta, ¿podemos hacer lo siguiente? Constantemente sopesamos esos factores, y se convierte en el juicio más difícil que tenemos que hacer”, afirma un funcionario del gobierno norteamericano que dialogó con el Washington Post.
El fantasma de las armas nucleares
Cuando inició la invasión Vladimir Putin había advertido que cualquier país que intentara “obstaculizar” a sus fuerzas “debe saber que la respuesta rusa será inmediata y tendrá consecuencias nunca vistas en la historia”.
El conflicto no ha salido de las fronteras de Ucrania, excepto en semanas recientes, con las acusaciones de Rusia de ataques con drones sin víctimas humanas, en algunas regiones como Bélgorod y en Moscú.
Rusia recurre cada vez más a la amenaza nuclear y ja insistido en que es el país con mayor arsenal nucelar del mundo. Dmitri Medvédev, vicepresidente del poderoso Consejo de Seguridad de Putin y quien fue también presidente del país entre múltiples mandatos de Putin, afirmó en enero: “La derrota de una potencia nuclear en una guerra convencional puede desencadenar una guerra nuclear”, afirmó.