Como un hecho “raro e inhabitual” calificó David Roberts, veterinario de la Fundación de África Austral para la Conservación de las Aves Costeras, Sanccob, la muerte de 63 pingüinos por causa de picaduras de abeja en Sudáfrica.
El hecho ocurrió en la playa Simon´s Town, a unos 40 kilómetros de Ciudad del Cabo donde aparecieron los pingüinos con picaduras de abejas en varias partes de su cuerpo lo que les habría causado la muerte. En la playa, y junto a las aves muertas, se encontraron los cadáveres de cientos de abejas.
De acuerdo con Roberts, las abejas picaron a los pingüinos decenas de veces hasta causarles la muerte. De hecho, muchos de ellos tenían picaduras cerca a los ojos lo que les causó hinchazón.
Además de las autopsias de los cuerpos de los pingüinos, los veterinarios del Sanccob realizaron otro tipo de pruebas para detectar enfermedades o sustancias tóxicas que pudieran haber causado el fallecimiento.
El hecho, además de raro e inhabitual, representa un riesgo para una especie que se encuentra en vía de extinción, como es este pingüino africano, pero también es un tema complejo de manejar teniendo en cuenta que las abejas hacen parte del ecosistema y podría existir un hecho aislado que esté ocasionado que ellas ataquen otras especies.
De acuerdo con AFP, en Sudáfrica vive la comunidad de pingüinos africanos más importante del mundo y se estima que hay una población de 13.000 parejas, repartidas entre Sudáfrica y Namibia.
Hallazgos de microplásticos en la dieta de pingüinos de la Antártida
Los microplásticos ya hacen presencia de forma importante en la Antártida y se han convertido en parte de la dieta de los pingüinos, una de las especies clave en la región.
Así lo indica un estudio científico publicado en la revista Science of the Total Environment, en el que un grupo de investigadores certifica como estos animales están consumiendo importantes cantidades de estos materiales. Los hallazgos se dieron a conocer luego de analizar las heces de tres especies de estos animales en diferentes lugares y años. Entre otras partículas de origen antrópico, los investigadores identificaron poliéster y polietileno.
Los análisis apuntan a la necesidad de conocer los efectos de estas partículas y de establecer medidas más efectivas para controlar la contaminación por plásticos y otras partículas de origen humano que llegan cada vez en mayores cantidades al continente antártico.
Los microplásticos son partículas de menos de 5 milímetros que están cada vez más extendidas en los ecosistemas marinos. Para los científicos se trata de un tema preocupante dado que son materiales que se mantienen durante años en el ambiente y se acumulan en las cadenas tróficas.
Así lo expresa un comunicado del Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (MNCN-CSIC), de España, una de las instituciones que hizo parte de la investigación. “Estos contaminantes llegan a mares y océanos principalmente a través de la basura y los desechos procedentes de las actividades antrópicas”, explica Andrés Barbosa, científico del MNCN y uno de los autores del trabajo.
La investigación apunta a que a pesar de la baja presencia humana en la Antártida, estos materiales pueden estar llegando al lugar por las estaciones de investigación, los barcos pesqueros y turísticos y las corrientes marinas.
El objetivo del estudio, en el que también participaron investigadores de Reino Unido, fue analizar la presencia de microplásticos en la península antártica y en el mar de Scotia, dada la importancia ecológica de estos hábitats.
Especies analizadas
Para el desarrollo de su trabajo, los investigadores analizaron las heces de tres especies de pingüinos: el pingüino de Adelia (Pygoscelis adeliae), el barbijo (Pygoscelis antarcticus) y el papúa (Pygoscelis papua).
“Los pingüinos se utilizan para muchos estudios porque su biología y ecología son bien conocidas y el hecho de que sean depredadores les convierten en buenos indicadores de la salud de los ecosistemas en los que viven”, subraya Barbosa.
Los resultados muestran que la dieta de las tres especies está compuesta por distintas proporciones de krill antártico, en un 85 % en el caso del pingüino de Adelia; un 66 % en el del barbijo y, finalmente, un 54 % en el papúa.
Sin embargo, el consumo del microplástico también es importante, de acuerdo con los hallazgos. Los investigadores encontraron estos materiales en un 15, 28 y 29 % de las muestras, respectivamente, en las tres especies estudiadas.