La reina Isabel II, fallecida este jueves a los 96 años, acumuló una fortuna personal calculada en unos 370 millones de libras (425 millones de dólares, 427 millones de euros), según una estimación del Sunday Times en 2022.
La monarca británica disfrutó de un estilo de vida acorde a la realeza a cuenta del contribuyente, pero tanto ella como su familia también recibieron importantes ingresos de sus negocios privados, cuyos detalles no se conocen.
Gastos oficiales
Una dotación anual del Gobierno denominada “Sovereign Grant” se ha encargado de cubrir los gastos oficiales de la reina y otros miembros de la casa real que la representan.
Durante el año financiero 2020-2021, esta ascendió a 86 millones de libras, de los cuales 34,4 millones fueron utilizados para restauraciones en curso y mantenimiento del palacio de Buckingham en Londres.
La “Sovereign Grant” equivale al 15 % de las ganancias obtenidas por el “Crown Estate”, una enorme cartera financiera que incluye tierras, inmuebles y otros tipos de activos, como parques eólicos que pertenecen a la monarca, pero que son administrados de manera independiente.
Los ingresos netos del “Crown Estate” se entregan al Tesoro británico según un acuerdo sellado en 1760.
En el último ejercicio, la “Sovereign Grant” fue incrementada de manera provisional para cubrir los grandes trabajos de renovación en Buckingham.
También es utilizada para pagar a los centenares de empleados con que cuenta la casa real.
Ingresos privados
“Privy Purse” es como se denomina a los ingresos privados de la monarca, que provienen sobre todo de la finca del ducado de Lancaster, propiedad de la casa real desde la Edad Media.
Sus activos están constituidos por tierras, inversiones financieras y propiedades por un monto de más de 500 millones de libras.
El “Privy Estate” está integrado por 315 residencias, así como locales comerciales en pleno centro de Londres y miles de acres (hectáreas) de tierras agrícolas.
Su ingreso neto en el ejercicio 2020-2021 fue de más de 20 millones de libras. La reina cedió parte de este monto a su familia y pagó impuestos sobre el dinero no utilizado en tareas oficiales.
“La reina utiliza ese dinero para pagar sus gastos personales, para mantener las residencias de Balmoral y Sandringham, algo muy costoso”, señaló David McClure, autor de un libro sobre las finanzas de la reina titulado The Queen’s True Worth.
Ambas residencias son propiedades privadas de Isabel II.
“También usa parte de ese dinero para subvencionar a otros miembros de la familia real que no reciben dinero público o de la “Sovereign Grant”, añadió McClure a la AFP.
Entre los destinatarios de estos subsidios se encuentran su hija la princesa Ana, su hijo menor, el príncipe Eduardo, y su esposa Sofía, condesa de Wessex, así como su hijo del medio, el príncipe Andrés.
Andrés ya no desempeña tareas reales y, por lo tanto, no recibirá una asignación tan generosa como en el pasado.
El príncipe cayó en desgracia a causa de su relación con el fallecido financiero estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de explotar sexualmente a menores antes de suicidarse en la cárcel.
Propiedad privada
A pesar de que la mayoría de los palacios reales pertenecen al “Crown Estate”, la reina poseía dos residencias privadas: el castillo de Balmoral, en el noreste de Escocia, cuyo valor estimado es de 100 millones de libras esterlinas, y la finca de Sandringham, valuada en unos 50 millones.
Estas propiedades no se mantienen con fondos públicos.
La reina también contaba con algunos objetos de la Colección Real a título personal, lo que incluye una colección filatélica que perteneciera a su abuelo, el rey Jorge V, tasada en 100 millones de libras esterlinas.
La gran pasión de la monarca por los caballos de carreras también le hizo ganar más de 7 millones de libras en premios, de acuerdo a cálculos de myracing.com, aunque esto excluye el costoso mantenimiento de los equinos.
Las joyas de la Corona, valoradas en unos 3.000 millones de libras, pertenecen a la reina de manera simbólica, pero son transferidas automáticamente a quien la suceda.
Evasión fiscal
La reina estuvo implicada en los Paradise Papers, documentos secretos que fueron filtrados en 2017 sobre los intereses que tienen los ricos y poderosos fuera de sus países.
Este material fue difundido por el Consorcio internacional de periodistas de investigación (ICIJ), con sede en Estados Unidos.
Los documentos revelaron que Isabel II, a través del ducado de Lancaster, depositó 10 millones de libras en las Islas Caimán y Bermudas, territorios británicos de ultramar que son considerados paraísos fiscales.
No tan rica
Con una fortuna calculada en 365 millones de libras esterlinas, no entró en la lista de las 250 personas más ricas del Reino Unido elaborada por The Sunday Times 2021, encabezada por el multimillonario empresario Leonard Blavatnik, con un patrimonio neto de unos 23.000 millones de libras.
Su fortuna es por completo eclipsada por las de otras monarquías: la fortuna de la familia real tailandesa se estima entre 50.000 y 70.000 millones de dólares, en tanto que el patrimonio del rey saudita Salmán alcanza unos 18.000 millones de dólares.