Este lunes, se cumplen 75 años del inicio de la contienda, pero el capítulo sigue abierto en debates polarizados, en las miles de fosas sin exhumar o en el análisis del largo régimen de Franco, con la polémica más reciente por la manera como un Diccionario Biográfico Español define al exjefe del gobierno militar. ¿Por qué sigue siendo un tema recurrente y a la vez tabú? Algunos analistas lo describen como el espíritu "guerracivilista" que no descansa y que ha impregnado la historia contemporánea de la sociedad española. A ello hay que sumarle la Ley de Memoria Histórica aprobada hace un par de años por el parlamento (y propuesta por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero) que busca el reconocimiento de todas las víctimas de la guerra y del franquismo, así como la retirada de símbolos alusivos al caudillo. "Uno de los logros de la Transición (después de la muerte de Franco) fue que se fundamentó en la reconciliación de los herededores de los bandos republicanos y nacionalistas que s e enfrentaron en la guerra", le comenta a BBC Mundo el historiador Leoncio López-Ocón Cabrera. "Ese espíritu hay que mantenerlo pero es necesario que los descendientes de las víctimas del franquismo honren a sus muertos, ya que los descendientes de las víctimas de los republicanos ya fueron honrados durante la era de Franco". "Gestos de grandeza" "Sería importante -agrega el experto- que se produzcan gestos de grandeza con altura de miras por parte de la derecha democrática de reconocimiento de los excesos represivos cometidos por el régimen de Franco". En ese sentido, algunos historiadores detallan que los primeros gobiernos de izquierda de la democracia no consideraron una prioridad hacer un ajuste con el pasado. "Cuando se dio el paso a la democracia no se crearon los organismos, las comisiones de búsqueda, los tribunales, las bases de datos genéticas. Cuando un país da un paso adelante intenta reparar a sus víctimas", le dijo a BBC Mundo el investigador de Derecho Penal Internacional Miguel Ángel Rodríguez. "España es el segundo país del mundo con más fosas clandestinas después de Camboya, unas 150.000. La única persona que ha sido enjuiciada hasta el momento por los crímenes del franquismo ha sido el juez (Baltasar) Garzón cuando comenzó a investigarlos", recuerda el experto. El olvido reciente La madrileña Patricia Vivar ya no quiere oír hablar más de la Guerra Civil. "Estoy cansada. Es la misma historia de dolor que le escuchaba a mi padre y a mi abuelo. Los que vivimos la Transición dimos un paso adelante con este tema, era la única manera de recomenzar. Se hicieron homenajes en memoria de las víctimas, los que participaron en la guerra pidieron perdón. No creo que sea sano abrir esas heridas, nos vuelve a dividir. Las nuevas generaciones no lo recuerdan porque no lo vivieron", le explica a BBC Mundo. Para algunos expertos la desmemoria también se pasea por los centros de enseñanza secundaria, donde los alumnos suelen tener una visión superficial de la contienda. A ello se suman las diferentes versiones de la historia de la guerra que aún circulan. El último episodio ha sido la polémica definición del régimen de Franco como "autoritario pero no totalitario" en el Diccionario Biográfico Español, una obra financiada con fondos públicos que ha llevado diez años de redacción. José María Pedreño, presidente de la Federación de Foros por la Memoria, reclama un memorial de las víctimas de la Guerra Civil en el Valle de los Caídos, la megaobra que ordenó construir Franco con presos políticos. En la monumental basílica cavada dentro de una montaña no sólo descansa el gobernante sino cerca de 40.000 víctimas de ambos bandos de la guerra. "Pedimos reparación para las víctimas del franquismo, que se retire la cruz (150 metros de altura) porque no es una referencia del cristianismo sino del poder franquista, que se exhumen los restos del dictador y que el recinto se convierta en un museo", señala Pedreño a la BBC. Mientras tanto siguen apareciendo fosas comunes por toda la geografía española como páginas de un libro que no termina de leerse. La última ha sido en un pueblo de Burgos, 59 cuerpos que fueron amontonados por los barrenderos del lugar después de que fueran fusilados. "Todavía hablamos de la Guerra Civil y el franquismo porque el cadáver lo seguimos teniendo debajo de la cama", subraya Pedreño.