Este sábado y por 24 horas, empezará a regir el alto al fuego que el ejército y los paramilitares de Sudán, en guerra por el poder desde mediados de abril, acordaron tras una mediación de Estados Unidos y Arabia Saudita.
La tregua debe aplicarse “en todo Sudán a partir del 10 de junio a las seis de la mañana, hora de Jartum”, indicó este viernes en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores saudita.
Se trata de un nuevo alto el fuego, que se suma a otros que apenas fueron respetados, en este conflicto que estalló el 15 de abril entre el ejército, dirigido por el general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por el general Mohamed Hamdan Daglo.
Las partes se comprometieron a cesar la violencia durante el alto el fuego y a permitir “la llegada de la ayuda humanitaria en todo el país”.
La guerra ha causado más de 1.800 muertos, según la organización ACLED, especializada en recoger informaciones en zonas de conflicto.
Casi dos millones de personas dejaron sus hogares y 25 de los 45 millones de habitantes precisan ayuda humanitaria, asegura la ONU.
Los hospitales en zonas de combate sólo funcionan parcialmente y la crisis puede agravarse con la llegada de las lluvias, sinónimo de paludismo, inseguridad alimentaria y malnutrición infantil.
“En Jartum, consideramos que sólo 20% de los centros de salud siguen funcionando”, lamentó el jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Alfonso Verdú Pérez, en una rueda de prensa en Ginebra, sede del organismo.
“En las últimas semanas, pudimos entregar material quirúrgico a diez hospitales de la capital, pero las necesidades son inmensas y aún queda mucho que hacer”, añadió, citando graves penurias de agua, electricidad, comida y material médico.
En el comunicado, los intermediarios sauditas y estadounidenses que supervisan las negociaciones entre ambos bandos en Yedá, en el oeste del reino saudita, advirtieron que si no se respetaba el alto el fuego, “los mediadores tendrán que plantearse aplazar las discusiones”.
En el plano diplomático, el gobierno sudanés declaró el jueves persona “non grata” al enviado de la ONU al país, el alemán Volker Perthes, a quien acusa desde hace semanas de contribuir al estallido del conflicto.
Esta decisión fue tomada “porque (Perthes) se puso del lado de algunos partidos políticos e insistió en que la vida política sólo incluye a ciertos partidos y excluye a otros”, dijo a la AFP una fuente gubernamental, que requirió el anonimato.
El gobierno “había pedido a Naciones Unidas” que Perthes “fuera reemplazado” y ante su negativa, “no quedó otra opción que tomar esta decisión”, agregó.
El general Burhan había reclamado el cese de Perthes acusándolo de ser responsable de la guerra. En esa carta dirigida a la ONU, el militar reprochaba al enviado haber “disimulado” en sus informes la situación explosiva en Jartum antes del inicio de las hostilidades.
Sin estas “mentiras”, el general “Daglo no habría lanzado sus operaciones militares”, aseveró.
Los combates estallaron el día en que estaba prevista una reunión entre los dos generales enemistados para negociar la integración de las FAR al ejército regular, como reclamaba la ONU desde hacía semanas.
Aunque numerosos observadores pronosticaban un fracaso de la reunión, Perthes expresó su “optimismo”. Tras el estallido de la guerra, reconoció que esta lo tomó por sorpresa.
En el terreno, los enfrentamientos continuaron este viernes entre militares y paramilitares en los alrededores del mayor complejo militar de Sudán, la fábrica de armamento de Yarmuk, en Jartum, informaron a la AFP testigos.
La madrugada del jueves, testigos informaron de un gran estruendo y un incendio, después de la explosión de los depósitos de la instalación petrolera de Al Shajara, cerca de Yarmuk.
Los combates siguen desde hace más de 48 horas, según los testigos.
Las columnas de humo en la capital son visibles a más de 10 km. Los barrios del este fueron bombardeados el viernes, según habitantes.
Con información de AFP.