La situación de la guerra en Israel ha afectado a cientos de universitarios en Estados Unidos, ya que los donantes multimillonarios estarían retirando grandes cantidades de dinero para castigar a las universidades en el país norteamericano.
Los adinerados donantes lo hacen en primera medida como respuesta al ataque de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre en la zona fronteriza con Gaza, una acción donde se pone en juego la libertad de expresión, la financiación de la educación superior y la responsabilidad pública de los líderes académicos.
En un artículo del Financial Times se habla de que benefactores de la talla de Marc Rowan de Apollo Global Management y la fundadora de Limited Brands, Leslie Wexner, han pedido una condena unánime a los ataques de Hamás y al antisemitismo por parte de las universidades.
Algunos han exigido incluso más sanciones a estudiantes que se manifiestan contra Israel, algunas firmas de abogados han amenazado con rescindir las ofertas de trabajo que habían hecho y no contratar a los manifestantes cuando cumplan su periodo y se gradúen.
Universidades de alto renombre como Harvard, Stanford y Pensilvania están tratando de contener la crisis y otras han optado por revisar las declaraciones ya hechas sobre el tema para evitar problemas mayores.
Según el Financial Times, la presidenta de la Universidad de Pensilvania, Liz Magill, dijo que su institución “se opone enfáticamente a los ataques terroristas de Hamás en Israel y al antisemitismo” y de igual forma reconoció que “deberíamos haber comunicado más rápido y más ampliamente nuestra posición”.
Esta fue una declaración que llegó tarde para los donantes, sobre todo para el heredero de los cosméticos Ronald Lauder, quien fue fiel crítico de un festival de literatura palestina que se celebró en la Universidad de Pensilvania. Seguido a esto dijo que retiraría la financiación.
Otros que retiraron su apoyo fueron los capitalistas de riesgo David Magerman y Jonathon Jacobson, y Jon Huntsman, exembajador de Estados Unidos en China y exgobernador de Utah, quien dijo que estaba “cerrando su chequera”, según narra el diario.
En otro caso, Bill Ackman, el multimillonario de los fondos de cobertura, dividió la opinión en línea cuando pidió la semana pasada en X, antes Twitter, que Harvard identificara a los estudiantes detrás de una declaración de sociedades en el campus que responsabilizan “al régimen israelí por toda la violencia en desarrollo”.
La medida era necesaria “para garantizar que ninguno de nosotros contrate sin querer a ninguno de sus miembros”, argumentó.
Davis Polk, el bufete de abogados, dijo al Financial Times que había retirado ofertas de trabajo a tres graduados de las facultades de derecho de Harvard y Columbia vinculadas a declaraciones a favor de Palestina que expresaban puntos de vista “en contravención directa del sistema de valores de nuestra firma”. “Los líderes estudiantiles responsables de firmar estas declaraciones ya no son bienvenidos en nuestra firma”, dijo.
Conflicto dentro de las universidades
El conflicto entre Israel y Palestina genera sentimientos intensos, y el debate puede desembocar en incivilidad e irracionalidad. Aun así, el debate sobre temas tan delicados es exactamente de lo que se tratan los campus universitarios, según Jon Fansmith del Consejo Americano de Educación, esta es una organización compuesta por más de 1.700 colegios y universidades, de acuerdo con CNN.
“No es inusual, ni siquiera poco común, que haya discusiones muy reñidas en los campus y los correspondientes debates sobre cuáles son los límites apropiados a la libertad de expresión”, dijo a CNN Fansmith, vicepresidente senior de relaciones gubernamentales y compromiso nacional. “La mayoría de las personas entienden y realmente esperan de la educación superior... que los campus universitarios sean lugares donde al ir se encontrarán desafiados por nuevas ideas y donde tendrán la oportunidad de desafiar esos puntos de vista”.
El objetivo de los administradores universitarios es que, sin importar lo que suceda en el mundo exterior, el campus siga teniendo una cultura de cooperación, dijo Eboo Patel, fundador de Interfaith America, una organización sin fines de lucro que busca salvar las divisiones religiosas y trabaja con más de 600 universidades.
“Las universidades son lugares donde se alienta a las personas a tener identidades fuertes y se les alienta a expresar sus puntos de vista, pero tienen que ser incluso más fundamentalmente instituciones de civismo y cooperación e instituciones de aprendizaje”, dijo Patel, según CNN.