El viernes pasado el mundo recibió la noticia del Nobel de Paz como una bofetada a uno de los regímenes más crueles del mundo: el de Rodrigo Duterte. El galardón fue entregado a Maria Ressa, la fundadora del portal Rappler, que por años ha denunciado sus abusos.

Era claro que la academia le enviaba un mensaje a ese gobierno, que se ha caracterizado por sus violaciones a los derechos humanos. Pero, en Filipinas ese mensaje no caló.

Hasta ahora, es la hija de Rodrigo Duterte, la impetuosa política de 43 años, la favorita para sucederlo. La mujer, que no dudó en pegarle a un sheriff ante las cámaras de televisión, ha rechazado los llamados a presentarse al cargo supremo, afirmando que quiere efectuar otro mandato como alcaldesa de Davao, la tercera ciudad del país, en el sur.

Duterte ha querido esquivar ese interés lanzando frases rimbombantes y machistas. “Le he dicho a Inday que no se apure porque la compadezco sabiendo que tendrá que pasar por lo que yo estoy pasando”, dijo Duterte refiriéndose a su hija Sara por su apodo, durante una apertura de una carretera. Y agregó: “Esto no es para mujeres. La configuración emocional de una mujer y un hombre es totalmente diferente. Esa es la triste historia”.

Pero sus simpatizantes colgaron carteles y pancartas por todo el archipiélago que rezan “Venga, Sara, venga” y han organizado concentraciones y publicado miles de mensajes instando a la jurista a cambiar de parecer y presentarse.

El sábado, en un mensaje publicado en Facebook, un día después de que terminara el plazo para presentar candidaturas, Sara Duterte agradeció el apoyo de sus simpatizantes.

“Aunque no estuviera en el [hotel] Sofitel”, donde debían presentarse las candidaturas, “ustedes no perdieron la esperanza y la paciencia”, declaró, horas después de que su oficina anunciara que había dado positivo al covid-19.

Su padre, Rodrigo Duterte, no ha anunciado el nombre de su sucesor, pero hace poco dijo que su hija se presentaría junto al senador Christopher Go, un viejo consejero suyo. Aunque el plazo venciera el 8 de octubre, Sara Duterte podrá inscribirse, de forma tardía, hasta el 15 de noviembre.

Conocida por su fuerte temperamento y su afición por las palabrotas, es la mejor situada para llegar a la presidencia, según el último sondeo de Pulse Asia.

Falta de carisma

Le siguen el hijo y homónimo del exdictador filipino, Ferdinand “Bongbong” Marcos; el exactor y alcalde de Manila Francisco Domagoso, conocido por su seudónimo, Isko Moreno; y la estrella del boxeo Many Pacquiao, que acaba de colgar los guantes. Todos, excepto Sara, anunciaron su candidatura.

Sara Duterte empezó en política en 2007 como vicealdaldesa de Davao durante tres años, cuando su padre era el primer edil de esa ciudad de la isla de Mindanao. Fue alcaldesa de esa localidad de 2010 a 2013, y luego le cedió el puesto a su padre. Lo recuperó en 2016, cuando Rodrigo Duterte fue elegido presidente.

Rodrigo Duterte, presidente Filipinas. (AP Photo/Aaron Favila) | Foto: Copyright 2021 The Associated Press. All rights reserved.

A principios de octubre, Rodrigo Duterte anunció que se retiraba de la vida política, causando una gran sorpresa, y que iba a preparar su defensa ante la Corte Penal Internacional (CPI), que investiga la guerra contra el narcotráfico llevada a cabo por su gobierno y que ha estado marcada por miles de asesinatos por parte de las fuerzas de seguridad.

Algunos dudan de que su hija pueda transformar su ventaja actual en los sondeos en una victoria electoral, subrayando su falta de carisma y de humor respecto a su padre, unas cualidades esenciales en un país en el que la personalidad de los líderes políticos suele pesar más que su programa. “Ella basa su fortaleza en el hecho de que es la hija del presidente”, indicó Ana Maria Tabunda, directora general de Pulse Asia.

Los analistas consideran que Sara no es una copia de su padre, que sigue siendo casi tan popular como lo era cuando fue elegido presidente en 2016, según las encuestas.

“No será la marioneta” de Duterte

Ella no tiene la faceta “alegre” de su padre y esto podría perjudicarle, apuntó el analista político Tony La Vina. “Ella es más distante y no es una persona cálida”, agregó La Vina. “Creo que su ventaja se desvanecerá conforme avance la campaña”, estimó.

“En mi opinión, Sara Duterte no será la marioneta” de su padre, dijo por su parte el analista Richard Heydarian, pues la actual alcaldesa de Davao es “muy viva, tiene su propia opinión y una forma de gobernar muy distinta”. Sara Duterte “intentará trazar su propia vía” en el plano político, sobre todo en lo tocante a la lucha contra el narcotráfico y las relaciones con China y Estados Unidos, añadió Heydarian.

La policía se refleja en el agua mientras aseguran el área donde los políticos presentarán su certificado de candidatura ante la Comisión de Elecciones el viernes 1 de octubre de 2021 en Manila, Filipinas. El viernes marca el comienzo de un período de inscripción de una semana para los candidatos que buscan liderar una nación del sudeste asiático que se ha visto muy afectada por la pandemia y los profundos conflictos políticos. Foto AP / Aaron Favila. | Foto: AP

Aunque en ocasiones las relaciones entre padre e hija puedan ser tensas, los analistas consideran que Sara probablemente protegerá a su padre de los procesos penales en su país y también de los emprendidos por la CPI. Sara, casada y madre de tres hijos, ha ejercido como primera dama en algunos viajes oficiales al extranjero de Rodrigo Duterte, divorciado.

*Con información de AFP