Su nombre es Felipe Espinosa, quien al dejar a un lado los prejuicios o cuestionamientos que pudieran surgir en búsqueda de sus sueños, se convirtió en todo un ejemplo de superación. A los 84 años, este mexicano logró graduarse como ingeniero de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y su historia conmovió más allá del país azteca.
El propio plantel educativo fue el que compartió la historia de este hombre; a pesar de que su título lo recibió en 2021, su caso volvió a ser tendencia en los últimos días y, nuevamente recibió admiración por su entereza. La carrera a la que entregó ilusión fue Ingeniería en Procesos y Gestión Industrial, misma que empezó a cursar hacia 2017 cuando tenía 79 años.
Para este hombre el estudio es superación y fortalece por lo que, en su momento, manifestó que una vez terminara esa carrera quería seguir preparándose. En sus propias palabras, recogidas por su ‘alma máter’ lo único que lo detendría en sus propósitos sería la muerte. “Hoy ya estamos acá y no me queda más que dar gracias a todos, principalmente al rector”.
“Nada más se vive una vez”
El centro educativo señaló que el hecho de compartir aula de clase con otros estudiantes a quienes superaba en más de seis décadas en edad nunca fue un obstáculo o representó temores. “Para chango viejo, maromas nuevas”, dijo Espinosa, quien aseguró que el ritmo con el cambian las cosas hace que sea necesario cuestionarse que solo se vive una vez.
En una entrevista recopilada por la universidad donde cursó sus estudios comentó que siempre tuvo la claridad de que terminaría la carrera, siendo la superación el principal motor para sacarla adelante. Una de las preguntas giró en torno a las nuevas tecnologías y si estas le habían significado alguna dificultad para cumplir a cabalidad con sus obligaciones. Su respuesta fue ‘no’.
“Le tiene usted que echar ganas, como dicen. Si es uno chango viejo hay que hacer maromas nuevas y allí se iguala usted con los jóvenes. La superación del humano está en la mente, es una cosa muy grande la mente”. En el año 2016, el mexicano se convirtió en el aspirante, procedente de Puebla, con más edad que hizo parte del proceso de admisión.
Así fue su paso por la universidad
Su juventud estuvo marcada en tres esferas: el trabajo de la tierra, labores como obrero y un interés que le despertó el Ejército al que terminó incorporándose en 1962. La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) informó que este hombre tiene cinco hijos, uno de ellos también es profesional en ingeniería.
Con respecto a cómo vivió la experiencia de compartir con compañeros de edad diferente dijo que había sido “bien lindo, porque son diferentes: diferentes memorias, diferentes pensamientos”, y que ello no le había representado contrariedades.
“No, no, es como si fuera usted, es una cosa inolvidable”. Cuando le preguntaron sobre lo que había aprendido de ellos no dudó en responder que la convivencia y “su corazón”.
Felipe Espinosa confesó que, por fortuna, no lo aquejan achaques propios de la edad como la visión o problemas para escuchar y que ese era su mayor activo, mientras que la ilusión y el trabajo lo “nutrían”. Durante los cuatro años que estuvo en la academia debía levantarse a las 4:30 a.m. y hacer un recorrido que a veces podía extenderse a las dos horas.
Aunque asegura que desde el fallecimiento de su esposa vive solo, no siente que la melancolía lo embargue. “Ya no estoy más solo, por todas partes me saludan. (...) Hay que portarse a la altura: con respeto, siempre derecho”. Ahora quiere ser un ejemplo para otros: “Sí se puede. ¿Qué me detiene? Oigo bien, veo bien, razono bien, no tengo la mente hueca. El estudio es grandioso: se estudia para la superación, para una vida mejor”, compartió la universidad sobre ese testimonio.