El pasado martes 27 de junio, un hecho trágico enlutó a los franceses cuando un joven de tan solo 17 años falleció durante un control policial mientras conducía un vehículo amarillo; las imágenes indignaron a la ciudadanía que mostró su rechazo a los hechos.
La víctima, conocida como Nahel, era repartidor en Nanterre, un municipio francés ubicado al oeste de la capital y, según han informado las autoridades, fue tiroteado por un agente de policía que fue detenido bajo sospecha de homicidio involuntario.
Por su parte, un pasajero que se encontraba en el vehículo fue detenido temporalmente y luego liberado, mientras que la policía se encuentra buscando a otro pasajero que logró huir.
El agente explicó ante las autoridades que quería “evitar una nueva fuga del vehículo” conducido por el fallecido, al que le atribuye un comportamiento “peligroso” al volante.
En este sentido, ha declarado que si desenfundó el arma y le apuntó directamente fue para evitar que volviera a arrancar, pero el joven hizo caso omiso. Fue en ese momento que se efectuó el disparo, que según el fiscal atravesó un brazo y el tórax de Nahel, que finalmente terminó estrellándose.
El propio Gobierno ha cuestionado la actuación del agente, captada también por imágenes de videoaficionado que están ya en poder de la Fiscalía y que, a juicio del Ministerio Público, acreditan que pudo cometerse un exceso.
La Fiscalía indicó este jueves 28 de junio que “las condiciones legales” para el uso del arma “no se daban” y pidió prisión preventiva por homicidio voluntario para el policía de 38 años sospechoso de haber disparado, que debe comparecer ante dos jueces de instrucción.
El drama provocó una fuerte indignación, desde el presidente Emmanuel Macron al capitán de la selección francesa de fútbol Kylian Mbappé, y relanzó el recurrente debate sobre la violencia policial. Trece personas murieron en circunstancias similares en 2022.
“Justicia por Nahel” y “Nunca más” gritaban este jueves los cientos de personas que participaban en Nanterre en una marcha convocada por la madre de la víctima, que había llamado a una “revuelta” por su hijo, constataron periodistas de AFP.
Pero desde el drama, la tensión es alta en los suburbios de París y los disturbios se extendieron por toda Francia. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció así el despliegue este jueves de 40.000 policías y gendarmes, entre ellos 5.000 en París.
El Gobierno francés ha anunciado el despliegue de 40.000 policías y gendarmes para tratar de contener la escalada de violencia derivada de la muerte el martes de un joven de 17 años por el disparo de un agente en Nanterre, cerca de París, después de que la noche del miércoles 28 de junio se haya saldado con unos 180 detenidos en todo el país.
“El recogimiento, la Justicia y la calma deben guiar las próximas horas”, ha reclamado el presidente galo, Emmanuel Macron, en Twitter, en un mensaje en el que ha tachado de “injustificables” las acciones violentas perpetradas contra instituciones públicas, “contra la República”. El presidente ha convocado este jueves por la mañana una reunión interministerial para examinar los últimos acontecimientos.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha confirmado que 170 miembros de las fuerzas de seguridad han resultado heridos, por lo que ha propuesto cuadruplicar el despliegue de efectivos contemplado para el miércoles. Quiere que “la respuesta del Estado sea firme” y “restablecer el orden republicano”, para lo cual serán movilizados 40.000 policías y gendarmes, 5.000 de ellos en París, informa Franceinfo.
“Atacar las escuelas, incendiar un centro social, un ayuntamiento, no tienen nada que ver con lo ocurrido en Nanterre”, ha afirmado Darmanin, que en declaraciones a los medios ha reafirmado su “confianza” en la labor de la Policía pese a las dudas suscitadas por la intervención que costó la vida a Nahel, de 17 años, tiroteado durante un control en Nanterre.
*Con información de AFP y Europa Press.