En la década de 1970, Estados Unidos vivía un auge económico y cultural. La gente buscaba nuevas experiencias y productos que desafiaran lo convencional. En ese contexto, una idea descabellada surgió de la mente de Gary Dahl, un redactor publicitario independiente: las Pet Rocks, o “piedras mascota”.
La historia comenzó en una noche de copas con amigos. Dahl, harto de las responsabilidades que implicaban las mascotas tradicionales, mencionó en broma que las piedras eran las “mascotas perfectas”: no requerían alimentación, entrenamiento ni cuidados especiales. La idea, inicialmente una sátira, caló hondo en el creativo.
Al día siguiente, Dahl se tomó en serio su ocurrencia. Seleccionó cuidadosamente piedras ovaladas de una playa mexicana, las empaquetó en cajas de cartón con heno y les dio un toque especial: un manual de instrucciones humorístico que satirizaba el cuidado de las mascotas tradicionales.
Para comercializar su producto, Dahl invirtió alrededor de 3.000 dólares en una campaña publicitaria que parodiaba las típicas estrategias para mascotas. Utilizó anuncios en televisión, radio y prensa escrita, creando un aura de misterio y expectativa alrededor de las Pet Rocks. El público, intrigado por la peculiaridad del producto y la sátira de la campaña, sucumbió a la moda.
En cuestión de meses, las Pet Rocks se convirtieron en un éxito rotundo. Dahl vendió millones de piedras a un precio de 3,95 dólares cada una, amasando una fortuna de más de 15 millones de dólares en poco tiempo. La popularidad del producto llegó a tal punto que incluso inspiró imitaciones y productos derivados como “Pet Moss” (musgo mascota) y “Pet Dung” (excremento de mascota).
El éxito de las Pet Rocks no solo se tradujo en ganancias económicas para Dahl, sino que también lo catapultó a la fama. The New York Times le dedicó un perfil, y el creativo incluso cambió su modesto auto por un Mercedes-Benz y su cabaña por una mansión con piscina.
Sin embargo, la fama y la fortuna no fueron suficientes para satisfacer a Dahl. A pesar de que intentó replicar su éxito con otros productos, ninguno logró el mismo impacto que las Pet Rocks. Incluso, en sus últimos años, el creativo llegó a expresar cierto arrepentimiento por su creación: “A veces me pregunto si mi vida no hubiera sido más simple si no lo hubiese hecho”.
En 2015, Gary Dahl falleció a los 78 años, dejando un legado de ingenio, humor y un éxito inesperado. La historia de las Pet Rocks aún se estudia en las clases de publicidad como fiel recuerdo de la creatividad y la capacidad de pensar fuera de la caja de su creador, que convirtió ideas simples en fenómenos culturales.