La inflación volvió a subir en Estados Unidos en julio, por primera vez en más de un año, impulsada por los precios de la vivienda, pero se mantuvo estable a lo largo de un mes, según el índice de precios al consumo (IPC) publicado este jueves por el Departamento del Trabajo.
La inflación se ubicó en julio en 3,2 % interanual, contra 3,0 % el mes anterior. Los analistas esperaban un crecimiento ligeramente mayor, de 3,3 %, según el consenso de Market Watch. Sin embargo, durante un mes, la inflación se mantuvo estable, en 0,2 %, como se esperaba.
La Reserva Federal (Fed, banco central) elevó rápidamente la tasa de referencia del crédito desde principios del año pasado para aliviar la demanda y controlar la inflación. En julio, las tasas llegaron a su nivel más elevado desde 2001.
En ese entonces, la Fed anunció que seguirá de cerca la evolución de la inflación para fijar su política respecto a las tasas, buscando un equilibrio entre el control de los precios y el objetivo de evitar una recesión.
La vivienda fue, con mucho, “el mayor contribuyente al aumento mensual de los precios” en julio, representando más del 90 % del total, seguida de los seguros de vehículos motorizados. Excluyendo los segmentos volátiles de alimentos y energía, el IPC “básico” aumentó un 4,7 % respecto al año anterior.
El déficit comercial también se amplió
No hay que olvidar que el déficit comercial de Estados Unidos volvió a caer en junio debido a un nuevo descenso de las importaciones, en particular de dispositivos electrónicos y materias primas, según datos publicados esta semana por el Departamento de Comercio.
El déficit de intercambio de bienes y servicios con el resto del mundo se redujo en junio a 65.500 millones de dólares, un 4,1 % por debajo del mes anterior. La reducción es menor que lo previsto por los analistas, que proyectaban que el déficit se ubicaría en 65.100 millones de dólares, según el consenso recogido y publicado por el sitio financiero Briefing.com.
No se descartan nuevas subidas de tasas
Luego del dato de inflación hay que tener en el radar que una funcionaria del banco central de Estados Unidos (Fed) dijo el pasado sábado que “probablemente se necesitarán más aumentos en las tasas de interés” para reducir aún más la inflación, poco después de que las autoridades elevaran las tasas al nivel más alto desde 2001.
Las declaraciones de la gobernadora de la Reserva Federal, Michelle Bowman, para un evento en Colorado se produjeron igualmente después de la divulgación el viernes de un informe sobre el empleo según el cual la contratación en los Estados Unidos se ha desacelerado, pero las ganancias salariales se mantuvieron sólidas.
Bowman dijo que apoyó la decisión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) que establece políticas de un aumento de tasas en julio, dados “los sólidos datos económicos y una inflación aún elevada” y agregó que “probablemente se necesiten aumentos de tasas adicionales para que la inflación baje al objetivo del 2 % del FOMC”, dejando claro que esta posibilidad está vigente.
En estas semanas, los datos del Departamento de Trabajo mostraron que la economía más grande del mundo sumó 187.000 empleos en julio y 185.000 en junio, menos que en los meses anteriores. Pero las ganancias salariales se mantuvieron estables en un 0,4 % y fueron un 4,4 % más elevadas que en julio del año pasado.
“La demanda de trabajadores sigue superando la oferta de buscadores de empleo disponibles, lo que aumenta la presión alcista sobre los precios”, dijo Bowman en su discurso, que prendió las alertas en los mercados.
Agregó que buscará “evidencia consistente” de que la inflación se encamina hacia el objetivo del 2 % fijado por la Fed. “También estaré atenta a señales de desaceleración en el gasto de los consumidores y de que las condiciones del mercado laboral se están relajando”, dijo.
Antes de tomar su próxima decisión sobre las tasas, a finales de septiembre, los funcionarios de la Fed evaluarán los datos sobre la evolución del mercado laboral en agosto y la inflación.
*Con información de AFP.