Tras quedarse a las puertas del balotaje en la elección presidencial francesa, los partidos de izquierda intensificaron este lunes sus esfuerzos para presentarse ahora juntos a las legislativas de junio e intentar condicionar las políticas del mandatario reelecto, el liberal Emmanuel Macron.
“Podemos hablar de un acuerdo histórico”, indicó este lunes a la radio France Inter el director de campaña de Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), Manuel Bompard, tras un primer acuerdo alcanzado con los ecologistas y mientras siguen negociando con comunistas y socialistas.
Bompard deseó que el acuerdo con Europa Ecología-Los Verdes (EELV), cerrado el domingo por la noche, “ponga en marcha el inicio de una dinámica” que tiene como objetivo “afrontar las próximas elecciones legislativas con una perspectiva mayoritaria y ganar[las]”.
Una izquierda atomizada, desde el centro al ala más radical, presentó seis de los 12 candidatos a la elección presidencial de abril, pero no logró pasar a la segunda vuelta que vio, como en 2017, un duelo entre el mandatario centrista y la ultraderechista Marine Le Pen.
El candidato de LFI, Jean-Luc Mélenchon, reforzado por el reflejo de “voto útil” de una parte de los electores de la izquierda, logró casi un 22 % de votos en la primera vuelta, quedando a 1,2 puntos y unos 420.000 sufragios de la segunda clasificada, Le Pen.
Mélenchon intenta ahora aprovechar ese impulso en las elecciones legislativas.
La oposición a Macron ha presentado los comicios del 12 y el 19 de junio como una “tercera vuelta” de la presidencial, máxime cuando su reelección se logró en parte por los electores de izquierda que lo votaron para impedir la llegada al poder de su rival ultraderechista.
Además, una mayoría de franceses, según dos sondeos publicados justo después de su reelección, quiere que el mandatario centrista pierda la mayoría parlamentaria, que goza desde 2017 en la cámara baja, lo que abriría la puerta a la “cohabitación”.
Francia ya conoció este modelo en el pasado. En 1997, Jacques Chirac nombró como primer ministro al socialista Lionel Jospin. El presidente conservador había sido previamente el primer ministro entre 1986 y 1988 de su predecesor socialista, François Mitterrand.
Los partidos de izquierda buscan sacar provecho de este contexto para recuperar el músculo que perdieron a nivel nacional en 2017 tras cinco años de poder del socialista François Hollande y frenar las promesas del mandatario liberal, como el retraso de la edad de jubilación de 62 a 65 años.
“No hay un plan B”
Pero la negociación es compleja. Francia Insumisa, el único partido de izquierdas que superó el 5 % de votos en la presidencial, busca aprovechar su fuerza para liderar el frente común e imponer a Jean-Luc Mélenchon como “primer ministro” si gana, aunque a nivel local y regional su poder es menor.
La principal resistencia a un frente liderado por el veterano político de 70 años viene de figuras de su antigua formación, el Partido Socialista (PS), que temen su “desaparición” en caso de acuerdo.
Su ex primer secretario Jean-Christophe Cambadélis llamó el domingo a “oponerse” a tal “rendición”.
Este histórico partido, que contó con dos jefes de Estado -François Miterrand (1981-1995) y Hollande (2012-2017)-, obtuvo en abril su peor resultado en una presidencial (1,75 % de votos) con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, como candidata, pero aún controla varias regiones y ciudades importantes.
Con un sistema de elección uninominal a dos vueltas, el PS puede lograr más diputados que LFI, como en 2017, pese a contar con un peor desempeño en la presidencial. “Tenemos que ser capaces de escucharnos, oírnos y entendernos”, dijo el domingo su actual líder Olivier Faure, que deseó un pacto.
Su homólogo del Partido Comunista, Fabien Roussel, que logró un 2,28 % de votos en la presidencial, dijo esperar un acuerdo este lunes con LFI. “No hay un plan B, sólo hay un plan A: juntarnos y construir esta gran coalición de la izquierda”, aseguró en la radio France Info.
El pacto alcanzado con los ecologistas proscribe la principal preocupación de los eventuales aliados de LFI, cualquier escalada hacia una salida de la Unión Europea (UE), si bien abre la puerta a desobedecer algunas de las reglas europeas, sobre todo en materia fiscal y económica.
*Con información de la AFP.