Los gobiernos danés y suizo han venido denunciando la existencia de oficiales de la KGB en los grupos pacifistas que se oponen a la instalación de los misiles de la OTAN en Europa. Si bien se reconoce que tales organizaciones no fueron creadas por instigación de los soviéticos, los servicios de inteligencia occidentales sostienen que la URSS persiste en infiltrarse en los cuadros directivos de las diversas agrupaciones antinucleares con el fin de convencer a la opinión de que el bloque comunista se opone a la carrera armamentista. No obstante, tales acusaciones generaron protestas por parte de los miles de ciudadanos europeos que en forma sincera ss declaran enemigos de la amenaza nuclear. Ante ello, en Berna y Copenhague se ha optado por perseguir a los espías y expulsarlos, sin darle trascendencia pública al asunto.