Bárbara Hernández es considerada como una heroína para los océanos en todo el mundo. La deportista chilena, conocida como “La sirena de hielo”, se convirtió en la primera persona en nadar 2,5 kilómetros en las gélidas aguas de la Antártida.
Escoltada por la Armada Chilena, Hernández realizó el recorrido con su traje de baño convencional, es decir, sin ayuda de trajes especiales para mantener el calor corporal. Esto hace aún más increíble la hazaña realizada por la mujer, teniendo en cuenta que las aguas presentaban temperaturas de hasta -2 °C en promedio.
El recorrido fue hecho en una zona con oleaje cercana a la isla de Greenwich, en la península Antártica y le llevó 45 minutos con 50 segundos culminar la hazaña.
“Es la distancia más extensa que se ha nadado en estas gélidas aguas y no imaginan lo que significa ese salto final, el nerviosismo de las horas previas, la duda. Iba por una milla, pero si las condiciones estaban, íbamos a pelear esos 2,5 km ¡y así fue!”, expresó la misma Bárbara en sus redes sociales.
Pero más allá de imponer un récord mundial, Bárbara logró tremenda proeza con el fin de enviar un mensaje contundente sobre la importancia de proteger y conservar la riqueza natural de los océanos en todo el planeta.
“Brazada tras brazada con el pensamiento de que mi corazón es fuego, que les llevo conmigo, que lo imposible solo toma un poco más de tiempo, que la Antártida es una maravilla que merece ser protegida”, añadió la nadadora.
Lo ocurrido en las últimas horas representa un sueño que se planteó “La sirena de hielo” diez años atrás, pero que se logró con trabajo y esfuerzo.
“10 años soñé con esta oportunidad, los 3 últimos trabajé a pulso, solté. Aprendí, fallé, persistí. Voy a pelear este privilegio y cada brazada, si lo sueño es porque me llama y si me llama me estará esperando, le pediré permiso al agua y fluiré y pondré mi corazón que es fuego”, señaló la mujer antes de entrar en las heladas aguas.
El colapso del casquete polar antártico puede ser evitado
El colapso del casquete polar en la parte occidental de la Antártida, que podría causar una subida del nivel del mar catastrófica, no es “inevitable”, según un estudio publicado por la revista Nature Communications.
Los científicos han observado desde principios de los años 1990 una aceleración del deshielo en esta zona de la Antártida a causa del cambio climático.
El temor es que ese fenómeno alcance un punto de no retorno, más allá de la evolución del clima.
Según este nuevo estudio, elaborado a partir de datos vía satélite y sobre el terreno, el ritmo y la extensión de las perturbaciones a lo largo de la costa occidental antártica, particularmente el inestable glaciar de Thwaites (frente al mar de Amundsen), varían en función de los diferentes microclimas locales.
“El colapso del casquete glaciar no es inevitable”, asegura Eric Steig, profesor de la universidad de Washington en Seattle.
“Depende de la manera como el clima cambiará en las próximas décadas, un cambio sobre el cual podemos influir positivamente, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero”, añadió.
En esas regiones el viento sopla habitualmente desde el oeste, lo que aporta un agua más caliente y salada, lo que a su vez favorece el deshielo.
Sin embargo, la intensidad de esos vientos fue más débil en el mar de Amundsen durante el período de observación, en comparación con la situación en el mar de Bellingshausen.
Tanto la región polar antártica como la ártica han registrado un aumento de su temperatura media de 3 °C, respecto a los niveles de finales del siglo XIX, lo que representa casi el triple de la media mundial.
Los científicos temen que los glaciares de Twhaites y de Pine Island se encuentren ya en ese “punto de no retorno”.
“Creo que tenemos que vivir y elaborar nuestra planificación costera bajo la hipótesis de que el casquete polar de la Antártida occidental es inestable y que vamos a experimentar un alza de tres metros y medio del nivel del mar”, indicó Anders Levermann, un climatólogo del Instituto Potsdam en Alemania.
El experto saludó de todas maneras el estudio, realizado a partir de fuentes múltiples, aunque el periodo analizado es apenas “un parpadeo en términos glaciares”.
*Con información de la AFP.